martes, 3 de diciembre de 2013

Las azaleas del amor VII

 


Buenas noches , en estas noche fría de martes os quiero avanzar un nuevo capítulo de las azaleas esperando que los disfrutéis mucho y queráis seguir leyendo,  un fuerte abrazo de esta aprendiz de escritora.

 
capítulo 7
 
Amaneció con un sol esplendido así que salí a pasear por el jardín ,de pronto de detrás de unos setos salió un perro enorme que saltó sobre mí haciéndome caer al suelo . Se le veía limpio y bien cuidado lo que me ayudó a perderle el miedo . El animal deseaba jugar y empezó a mordisquear el bajo de mis pantalones  - Déjala ya Lyon - Tras el perro no tardó en aparecer de detrás de una hermosa rosaleda un joven con pantalones cortos y el torso desnudo .Era un muchacho de pelo castaño, y ojos verde azulados. Se notaba que pasaba mucho tiempo bajo el sol , puesto que lucía bastante bronceado. Las gotas de sudor recorrían su cuerpo y le daban la imagen de un atleta griego . Lyon se sentó a su lado. 
-  Lo siento,  no suele  portarse así , pero ocurre que a usted no la
 conoce y creo que yo tampoco - dijo recorriéndome de arriba abajo
con su mirada muy descaradamente - ¿Es una amiga de Emma y ha venido
a la mansión a pasar unos días  - Bueno , no exactamente  - dije ,

empezaba a sentirme incómoda ante su mirada suspicaz - Mi nombre es

Lori Anne - Baker Lowenfeld -terminó él secamente - Siento que mi

perro la haya molestado. No volverá a suceder. - El joven se volvió

con altivez y sin decir nada más desapareció tras los altos setos. 

¿Qué se había creído ? Él sabía quién era yo desde el principio y

sin embargo se burló de mí . Además  yo ignoraba quién era él y

porque estaba en esta casa , mi casa por otra parte , lo que le

daba  más ventajas sobre mí . Pude imaginar que sería algún

trabajador , pero ninguno hasta hoy se había atrevido a  hablarme

así , con tanto orgullo. Penetré en la estancia dispuesta a

descubrir quién era ese muchacho  -   Tía Henrietta , fuera me he

encontrado con un chico y su perro. Me preguntó quién era, además

tuvo el atrevimiento de presentarse ante mí sin camisa y dirigirme

la palabra como si me conociera de toda la vida.


- Sería Albert. Es el jardinero . El pobre pasa tantas horas
 
cuidando el jardín que es normal que se quitara la camisa. Siempre
 
ha sido un chico muy orgulloso y algo  insolente , pero es bueno .
 
Cuando le conozcas mejor te podrás dar cuenta de ello . Será mejor
 
que no le hagas mucho caso . Aun no le conocías ya que estos días no
 
pudo acudir a hacer su trabajo , pues su madre está algo enferma y
 
él ha tenido que cuidar de su hermana Meg, una niña preciosa de
 
cuatro años -Vaya, espero que no sea tan brusco con ella como lo ha
 
sido conmigo . En fin trataré de no encontrarme demasiado a menudo
 
con él . Sin embargo mis deseos no se vieron cumplidos y me
 
encontraba con Albert a cada instante.
 
Podía estar regando el jardín , podando las rosas o  los macizos de
 
azaleas, arreglando los jarrones en el interior de la casa.  El
 
resultado siempre era el mismo . Su pícara mirada sobre mí y una
 
sonrisa descarada asomando a sus labios.


Había momentos que me hubiera gustado hablar con él . Preguntarle
 
por que me miraba de ese modo . Pero eso era lo que él andaría
 
esperando  para poder burlarse de nuevo . Por esa razón siempre me
 
daba la vuelta y desaparecía de su presencia aunque al poco rato
 
volviera a encontrármelo .


Así sucedía día tras día y aunque jamás , desde el primer momento
 
habíamos vuelto a cruzar ni una sola palabra era palpable en el
 
ambiente el desagrado que sentíamos el uno por el otro . A veces
 
deseaba que Alexander hubiera estado allí.  El sabría bajarle los
 
humos a ese simple jardinero .


Cuando estaba con Emma, sin embargo , su comportamiento era
 
totalmente diferente. Se le veía dulce y cariñoso, como si estuviera
 
mimando a su hermana pequeña. Ella parecía un niña enamorada y él la
 
seguía dejando soñar , aunque era evidente que por su parte el
 
afecto no llegaba a tanto . Cada vez que los veía juntos un
 
sentimiento muy fuerte de rabia se apoderaba totalmente de mí .
 
Luego , poco a poco iba desapareciendo y pensaba que tal vez también
 
cambiaría su actitud para conmigo. Pero esto no ocurría.


Henrietta le apreciaba bastante y a veces me decía que tuviera
 
cuidado con mis propios sentimientos , ¿No serían celos lo que yo
 
experimentaba cuando Albert y Emma permanecían juntos ? En cambio yo
 
siempre la repetía que yo no podía estar celosa , y menos de ese
 
estúpido, mi tía Henrietta se estaba equivocando .

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