jueves, 30 de julio de 2015

Las azaleas del amor capítulo XXXII


Queridos amigos, he estado  alejada de esta actividad durante largo tiempo, pero aquí me tenéis retomando nuestra historia con toda la ilusión y las ganas del inicio de este blog .Disfrutad de vuestras vacaciones y de la buena gente que os rodea, de quien os ama y a quien amaís , seguir soñando y caminar para que esos sueños se hagan realidad.

Espero que os guste este nuevo capítulo de Las azaleas del amor.Un fuerte abrazo y hasta pronto.

 Capítulo 32
Empezamos nuestra luna miel , que se desarrollaría fundamentalmente en Italia , no obstante también teníamos dispuesto viajar por otros paises de Europa tales como Grecia, Francia o Austria. Lo habían planificado entre Henrietta y Francesca de manera que resultara un recorrido de lo más romántico con la esperanza de que a nuestra vuelta trajéramos la noticia de un nuevo heredero Lowenfeld , cosa que a Francesca le interesaba en gran medida. Terminada la ceremonia fuimos al aeropuerto. El avión llegó a París a mediodía. Comimos en el hotel que teníamos reservado y después paseamos por los Campos Elíseos. El día siguiente lo emplearíamos en hacer turismo. Visitaríamos los lugares más emblemáticos de la ciudad de la luz.

Por la noche , en el hotel , brindamos por nosotros. A pesar de todo Alexander cumplió con la tradición cruzándome en brazos el umbral de la puerta. Teníamos la Suitte Nupcial. Pasé a desvestirme al toilette , pues a pesar de conocer el secreto de Alexander me daba vergüenza mostrarme ante él desnuda. Salí dispuesta a meterme en la cama

-          Yo puedo acostarme en este diván, es amplio y creo que estaré cómodo

-          No seas tonto - dije yo - a mí no me importa compartir la cama

-          De acuerdo - aceptó él y empezó a desnudarse sin pudor. Le observaba disimulando, tapándome con el embozo de las sábanas. Realmente Alexander era muy atractivo. Tenía un cuerpo atlético y bien moldeado. No pude evitar pensar que sin duda suponía un desperdicio para el sexo femenino. Se acostó y con su brazo me rodeó la cintura

-          Buenas noches ,amada esposa - dijo besándome en la frente.

Imaginé como sonarían esas palabras pronunciadas por otra boca. Pero no , tenía que vivir el momento presente y para ello no debía recordar que yo amaba a otra persona.

Pasaban las horas y yo no era capaz de pegar ojo. Miré a Alexander, dormía tranquilo, su respiración era pausada y sosegada. Me levanté de la cama y bebí un vaso de agua. Miré por los cristales como transcurría la vida nocturna de París. A lo lejos se erguía la Torre Eiffel iluminada. Llevaba pocas horas casada y ya sentía que había cometido un error , empujada tan sólo por mi natural orgullo.

En la mañana golpearon a nuestra puerta ,iba a levantarme  cuando Alexander me dijo

-          Espera , no lo hagas - Y tras ir a atender él mismo el servicio de habitaciones acercó las bandejas a a cama y guiñándome un ojo dijo - ¿ No es un placer desayunar acostado?

 Sonreí, al menos su simpatía haría más llevadero este matrimonio. Salimos a media mañana y visitamos la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, el palacio de Versalles , los inválidos, y finalmente la catedral de Notre  Dame , cuyas fabulosas campanas parecían tañer, prediciendo al tristeza que brotaba de mi espíritu. . Pasamos todo el día viendo fabulosos monumentos y por la noche cenamos en un restaurante de corte romántico a orillas del Sena.

-          ¿ Has disfrutado?

-          Cómo nunca - respondí - Parece mentira que haya tantas maravillas en una  sola ciudad

-          Pues ya ves. Yo estudié aquí unos años durante mi juventud, pero hacía mucho tiempo que no había regresado. Pero , dime ¿ De veras lo has pasado bien ?

-          Sí , en serio, eres maravilloso - dije ofreciéndole un brindis

-          Tú también - dijo él besándome la mano. Nos miramos en silencio durante unos segundos hasta que él me dijo - Realmente puede que no lo creas, pero para mí conocerte ha supuesto volver a sonreír de nuevo. Lo he pasado muy mal últimamente. Estuve sometido a muchas presiones por el trabajo, por mis relaciones y como no , por la familia.-

-           No es preciso que me lo cuentes. Somos amigos y eso es lo más importante

-           Lo sé - dijo él - pero no nos pongamos melancólicos o ahogaremos nuestras penas en alcohol, y mañana tenemos que madrugar, sabes que partimos para Austria.

-          Así es - dije yo y tras terminar de cenar regresamos al hotel dispuestos a descansar.