domingo, 18 de mayo de 2014

Las azaleas del amor XX

Buenas  noches de domingo, a punto de empezar una nueva semana, esperando que nos depare grandes cosas  a todos , ser muy felices y seguid siéndome fieles, un consejo, no perdáis el tiempo en cosas tontas como discusiones y orgullos vanos, escuchad  los latidos de vuestro corazón y lanzaros a cumplir cada una de las cosas que os diga y si el mundo os trata de locos no importa , seremos locos felices y fieles a nosotros mismos, poniendo una sonrisa en nuestros labios cada vez que pensemos que hemos hecho lo que sentíamos, por nosotros, por esa persona especial , por tí que  a lo mejor en algún momento me lees , un beso enorme para toda la gente que vive  y disfruta mi blog.Feliz semana.
 
Capítulo 20
 
La felicidad entró en mi vida de una forma tan inesperada como desconcertante. Albert y yo nos encontrábamos en el jardín y ocultos entre los setos hablábamos enamorados , hacíamos planes y nos besábamos apasionadamente. Resultaba extraño poder hablar con él sin terminar con una terrible discusión . A veces pasábamos el tiempo simplemente compartiendo nuestras miradas , hablándonos sin palabras , abriendo nuestro corazón .
Yo había decidido ocultar por el momento  nuestro amor a mi familia pensando en el dolor que podría causar a Alexander y por eso aprovechábamos los momentos a escondidas para disfrutar el uno del otro . Pero era  algo tan importante que no pude evitar comunicarlo enseguida. La noticia cayó de forma diferente para cada miembro Lowenfeld. A Jasper le fue indiferente, tía Henrietta se alegró por nosotros , mientras que Francesca intentó disuadirme para que dejara esta relación ya que debido a la baja extracción social a la que pertenecía él podría perjudicarme. Alexander regaño a su madre , yo ya era mayorcita para saber que era lo que me convenía.
Emma ni siquiera me miró . Desde que me habían dado el alta  en el hospital ella se portaba de una forma muy extraña ,parecía que lo que me había sucedido la había impresionado sobremanera.
Los psiquiatras que la visitaban afirmaban que en su mente había algo que le había quedado grabado  , algo que en definitiva le había creado una especie de trauma. Era un hecho sombrío que ella se negaba a reconocer , pero sólo Emma enfrentándose directamente a ello y asumiéndolo sería capaz de salir de la oscuridad en la que ahora se encontraba.
Francesca , a pesar de ello , no cejaba en su intento de buscarle pretendiente. Era necesario que ella se casara y más en este momento antes de que su enfermedad la hiciera ir a peor. Por supuesto , el elegido tenía que ser alguien de buena familia con los recursos suficientes para hacer frente a las necesidades de Emma. El más firme candidato era Owen Dawson . Era un rico empresario dueño de la mitad de una de las compañías más importantes de toda la cuidad, Dawson y Holloway , especializada en sistemas informáticos. Owen era un joven ambicioso que no dudaba en pisar a su adversario para ser él quién ascendiera. Había coincido con él en contadas ocasiones. Me resultaba frío , hipócrita y envidioso. Emma no le desagradaba en absoluto. Era un mujeriego infatigable. Había mantenido romances con chicas de todas las edades y diferentes status sociales. En reducidos círculos incluso, se comentaba que el hijo menor de Cail Anderson , su superior, en casa del cual se había alojado durante un tiempo , tenía todo el aspecto de ser un Dawson .
Yo dudaba de que pudiera ser el hombre que Emma necesitaba y menos en las actuales circunstancias. Pero Francesca llevaba las riendas y  si ni siquiera Jasper le llevaba la contraria , no sería yo quién le dijera como debía gobernar la vida de su hija.
Una noche , mientras esperaba a Albert en el templete del jardín , se me acercó Alexander por la espalda , y sin hacer ruido se sentó a mi lado 
-          Hola , - susurró
-          Hola - dije yo
-          Estás esperando a Albert , supongo- Asentí             
-           Entonces seré breve , solo deseaba decirte que me alegro por ti , porque finalmente haya entendimiento entre vosotros dos. Recuerda que te lo advertí
-          Sí . Así es, me diste suerte
-          Bueno, sólo quería decirte que si todo os va tan bien , yo ya no tengo esperanzas
-          Alexander , no
-          Silencio, no digas nada . - Puso sus dedos sobre mis labios- Soy un caballero y se cuando debo retirarme y ese momento ha llegado. Estoy preparando mi viaje de regreso a Italia.
-          Pero no tienes que volver por mí, estoy segura que podrías encontrar a otra chica que te pudiera hacer feliz, tal vez Adrianne
-          No , no , es mejor que no sigas o me harás más daño. Sólo espero que Albert sepa hacerte todo lo feliz que tu te mereces.
Alexander desapareció dejándome pensativa durante unos segundos., Albert me devolvió a la realidad besándome en el cuello.
-          Gracias - me dijo.
-           ¿ Por qué ? -  Le pregunté. - He escuchado toda la conservación y te agradezco que me hayas escogido a mí , a pesar que no puedo ofrecerte nada más que mi amor.
-          No deseo nada más - dije yo ,besándole.
Pasado un rato , Albert que había permanecido callado mientras pensaba en algo , me dijo:
-          Oye, con todo lo que ha pasado desde que llegaste aquí , aún no conoces algo  que te pertenece por derecho propio . Las caballerizas.          
-          Es cierto, lo había olvidado por completo
-          ¿ Sabes montar a caballo ? - me preguntó él
-          Un poco - Le respondí     
-          Bueno , entonces mañana me lo podrás demostrar
-          ¿ Mañana ?
-          Así es o ¿Es que tienes miedo ?
-          ¡Claro que  no¡ Estoy segura de que mañana cabalgar conmigo te va a resultar una experiencia casi mágica.
-          Así  lo espero - dijo él orgulloso.  Ahora debo irme - Se despidió
-          Bien dile a Meg que pronto iré a hacerle una visita.
-          De acuerdo - Me besó y se alejó .
 

sábado, 10 de mayo de 2014

Las azaleas del amor XIX


Y cómo hace mucho tiempo que no comparto con vosotros parte de mi alma creo que os merecéis  otro cachito así que hay va , otro pequeño sorbito de Lori Anne y de su corazón loco de amor ,esperemos que salga triufante. Un abrazo grande .

Capítulo 19

Regresamos a la mansión . Hacía una noche preciosa y me quedé en el jardín repasando los acontecimientos que me habían sucedido durante este día. Ví que en la habitación de servicio había una luz encendida .Por la ventana pude comprobar que se trataba de Albert que estaba terminando de recoger sus cosas. Estaba decidido a marcharse y ya nada le podría hacer volver atrás. Subí a mi habitación cansada , derrotada , con mis mejores sueños rotos en mil pedazos . Sólo quería llorar y dejar que con el llanto se fueran todos los sufrimientos y los dolores que atenazaban mi alma. Desde mañana empezaría a plantearme mi vida  de una manera distinta, desterrando todo romanticismo inútil que llevaba simple e irremediablemente a un final doloroso , fatal e insuperable. Podía sentir como me sumía en un  oscuro abismo que me tragaba, necesitaba acostarme, cuando de pronto me di cuenta que sobre mi cama había pétalos de azaleas blancas con una nota que decía ” Te espero en el cobertizo” No podía creérmelo. Tal vez después de todo , aún tenía esperanzas de salvar mi amor por Albert . Él deseaba hablar conmigo , a solas , en el cobertizo. No debía hacerle esperar o podría impacientarse y pensar que no le haría caso . Me miré al espejo , con ese vestido estaba perfecta. Él no se marcharía , le convencería para que se quedase.

Bajé sin perder más tiempo y me dirigí a nuestro lugar de encuentro. La luz de la ventana ya estaba apagada. Seguramente Albert ya me esperaba dentro porque la puerta estaba abierta. Estaba  muy oscuro pero la idea de encontrarlo en el interior me infundió valor y sin más entré en el cobertizo .

-          Albert , estoy aquí - susurré mientras palpaba a mi alrededor. Pero ¿ Qué sucedía ?

 Escuché chirriar el pestillo de la puerta y Albert no estaba allí . De pronto pude oír un fuerte portazo . Empezaba a preocuparme por momentos. Había perdido la noción del tiempo, el calor era sofocante allí dentro . Tal vez era una tonta venganza por parte de Albert , pero como broma ya era suficiente.

Repentinamente el cobertizo fue invadido por un fuego depredador que arrasaba todo lo que hallaba en su camino. El miedo se adueñó de mi cuerpo. Iba  a morir abrasada . Sentía  como el humo me asfixiaba colándose en mis pulmones. Pedí socorro desesperadamente , pero todo era en vano. Nadie podía escucharme ya que todos estaban acostados. Mi única salvación  era que alguien viera las llamas desde las ventanas de la mansión . Pensé en ese hermoso vestido que llevaba puesto. Empecé a hacerlo jirones evitando prenderme. Antes de perder el conocimiento tuve la sensación de que me abrazaban unos fuertes brazos.

Por suerte para mí aquella sensación no era parte de mis últimos delirios antes de morir  incinerada. Alguien me había rescatado de entre las mordaces llamas.

Al abrir los ojos me encontraba sobre las escalinatas de mármol que se hallaban frente a la mansión. Aún notaba una sensación de ahogo pero mucho más leve que la experimentada en aquella trampa ardiente. Me escocían los ojos en parte por el humo y en parte por la tremenda emoción que sentí al ver inclinado sobre mí a mi salvador. El héroe que tenía ganado mi corazón. Mi querido Albert. Las lágrimas resbalaban por mi rostro y Albert me las enjugaba con sus besos

-          Mi amor - me decía - No puedo imaginar que hubiera hecho con mi vida si te llega a ocurrir algo. Eres la luz de mi vida y si te extingues desapareceré yo contigo. No me dejes jamás, no podría soportarlo. Olvida todo lo que hablamos esta mañana. Si lo deseas me quedaré aquí , siempre a tu lado. Así debe ser  porque nos amamos. - Me besaba y me acariciaba  como si  tuviera miedo de estar soñando. Como si yo fuera una visión presta a desaparecer. También mi familia estaba a mi alrededor. Albert los había avisado. Esperaban una ambulancia que me trasladase al hospital. Tan solo Emma no se encontraba allí. ¿ Sería posible que estuviera durmiendo tan plácidamente ajena a aquello que sucedía ? .

Albert no me soltaba la mano a pesar de que todos le miraban expectantes. Él me amaba y los demás no le importaban. Si le veían llorar como un niño era por el amor que me tenía y nadie podría reprochárselo. La ambulancia llego pronto. Henrietta y Albert vinieron conmigo al hospital y en ningún momento se separaron de mí. El doctor Walters nos esperaba en el centro hospitalario y tras comprobar que solo tenía ciertas quemaduras y en absoluto nada serio, respiro tranquilo así como mis estimados acompañantes.

Permanecí ingresada durante una larga y deprimente semana en la que no me faltaron  gran cantidad de visitas desde mi abogado , el señor Devon con el que bromeé sobre si venía a comprobar si estaba tan mal como para hacer testamento ,hasta la dulce Meg que vino en compañía de su madre.

Poco tiempo después que me asignaran una habitación, está se lleno de todo tipo de presentes , desde dulces y ositos de peluche hasta enormes ramos de flores , especialmente grandes cantidades de azaleas blancas.

 

Las azaleas del amor XVIII


Feliz sábado para todos mis lectores, os deseo un día intenso lleno de vivencias hermosas y apasionantes como las que seguramente estará viviendo nuestra representante de Eurovisión de este año, Ruth a por todas , estamos contigo.
Aquí en Madrid con una temperatura veraniega que ya nos hace pensar en las tan esperadas vacaciones de verano y en esas playas de ensueño dónde perderse y desconectar de todos los problemas del día a día. Pero mientras llegan no desespéreis y disfrutar de las terracitas de Madrid  y de la buena compañía y por supuesto no os podéis perder esta nueva entrega de Las azaleas , cargada de emociones que espero os haga disfrutar. Un gran abrazo a todos los que me queréis y me seguís apoyando.

Capítulo 18
Subí a mi cuarto desolada. Temía que alguien pudiera verme en este estado. Me habían partido el corazón pero nadie tenía porque enterarse, pues aunque quisieran hacer algo por mí, solo Albert hubiera sido capaz diciéndome que no se marcharía . Me había confesado que me amaba y sin embargo me dolía el alma de pensar como había sufrido por mí y por Theodora Lowenfeld. Me resultaba difícil creer como un ser humano podía  ser tan duro con seres más débiles. ¿ Pero de qué me horrorizaba ? Ella misma me había mantenido alejada de mi familia durante 22 largos años. Sentí rabia, impotencia por no poder hacer nada, más que por mí, por Albert y su familia. Su padre también había sido víctima de los Lowenfeld aunque de forma indirecta. Me sentía incapaz de poder disfrutar del dinero . Me vi a mi misma como  a un ser despreciable. Me dolía tanto que quise morir durante unos instantes. Observaba cuanto me rodeaba. Tanto lujo y esplendor ¿ de qué me podía servir ? Si acababa de perder al ser que más amaba , aquél que iluminaba mi vida.
Lloré , supliqué y recé pero nada apaciguaba mi espíritu. Tal vez si me alejara ahora de todo aquello y renunciaba  a ser una rica heredera ,Albert me aceptaría , pero su resentimiento era tal que posiblemente ni siquiera esto podría funcionar. Además yo estaba en mi lugar ,se lo debía a Teresa y desde aquí podría ayudar  a la familia de mi amor aún de una forma anónima y compensar el daño que en otro tiempo mi abuela les había infligido.
Llamaron a mi puerta , Valerie , Pamela y Yasmín se encontraban frente mí , sonriendo , cargadas de regalos.
-  Oh¡ Chicas...  - Me derrumbé. Les conté todo lo sucedido y cuando terminé todo su optimismo había desaparecido.
- No sé como ha podido hacerte esto. Con lo que tú le has querido
-Le quiero - Maticé. - Alexander debería enterarse y ajustarle las cuentas a ese canalla - Valerie se sentía indignada. Yasmín me miraba sin atreverse a decir nada. Pamela se acercó a mi y con dulzura me dijo que le diera tiempo para recapacitar. Era un chico impetuoso , la vida le había hecho esconderse tras una coraza de dureza y frialdad y hoy frente a mí se había empezado a resquebrajar. Si me amaba de verdad sería él quién diera el siguiente paso , pero si no era cierto y se había divertido conmigo como lo había hecho antes con Emma , no merecía la pena que yo derramara lágrimas por él. 
-  En cualquier caso  - me aconsejó - debes disfrutar del momento presente. Tienes una familia que te quiere. Piensa en Alexander. Por nuestra parte ya sabes, todas para una y una para todas , como los leales mosqueteros , y ahora límpiate esas lágrimas y sonríele a la vida. Ten esperanzas en ese futuro que está por llegar
Pamela siempre conseguía que la paz volviera mi espíritu. Ella era dueña de esa virtud. Peter debía ser muy feliz a su lado.
Abrí los regalos olvidando la tristeza en un rincón  . Pronto la habitación se llenó de papeles de colores y obsequios de toda índole, un libro de poesías de Bécquer , al que siempre había admirado , un frasco de esencia de rosas, un camisón de encaje ... y azaleas blancas sobre mi mesilla en las que no había reparado , con una tarjeta en la que aparecía un escueto mensaje : “ Adiós “
Bajé a comer con la familia. Habían preparado un menú especial en mi honor compuesto de canapés de salmón , pato a la naranja y tarta de manzana horneada al estilo casero. Al finalizar la comida, ajenos al dolor que roía mi interior brindaron con  Champagne. La comida fue seguida de la entrega de regalos por parte de mi familia. Jasper me regaló unos bonitos y elegantes pendientes de perlas, Francesca una porcelana de Sevres que representaba un hermoso ángel , lo compare con Alexander que esperaba su turno pacientemente. Emma no me dio nada , disculpándose dado que no había encontrado algo que realmente  yo mereciera , pero que cuando lo encontrara sería algo que yo jamás olvidaría.
Realmente estaba siendo un día lleno de emociones y aún no había terminado . Henrietta me entregó un paquete enorme. Rasgué el papel que lo envolvía . Su regalo era un lienzo . Una hermosa pintura en la que junto a mí aparecía una hermosa mujer a la cual me parecía bastante. Ambas íbamos vestidas de blanco y permanecíamos sentadas junto al templete del jardín . Mis ojos se humedecieron de emoción .
-   Me pareció que te gustaría. El retrato de tu madre lo han copiado de una fotografía que yo conservaba.
- Es hermoso Henrietta - Dije convencida.
Finalmente Alexander me dijo que en mi habitación tendría una sorpresa sobre mi cama.: “No olvides usarlo esta noche”. Me dio un pista.  Subí a mi cuarto tras agradecerles sus presentes . Sobre mi cama me esperaba una gran caja rectangular adornada con un espléndido lazo rojo . Una leve sonrisa iluminó mi rostro durante unos segundos. Pensé que en estos momentos la natural ternura de Alexander le vendría bien a mi espíritu. Sabía que estaba siendo egoísta al considerarle mi tabla de salvación , pero era consciente de que solo me serviría de su amistad. Nunca apelaría al amor que sabía él conservaba hacia mí. Abrí la caja ilusionada. En su interior un vestido perfectamente doblado esperaba que alguien lo utilizara. Lo desplegué con delicadeza extendiéndolo sobre la cama para poder apreciarlo mejor . Era hermoso. Combinaba tules , rasos y muselinas creando un efecto sorprendente. Era entallado con escote en v y mucho vuelo . De color azul celeste . No requería gran cantidad de adornos para resultar perfecto. Frente al espejo me lo probé por encima y pensé que parecía creado especialmente para mí.      Oh¡ Alexander era encantador. Esta grata sorpresa contribuyó  a aliviar durante unos instantes la pena que me embargaba .
Las horas se me hacían interminables hasta que por fin Alexander golpeó la puerta de mi habitación. 
- Estás espectacular - me dijo enrojeciendo , mientras me observaba sin parpadear.
Realmente el vestido me quedaba como un guante. Henrietta me había ayudado a peinarme. Me había hecho tirabuzones que acompañaban a un elegante moño de estilo italiano. Los pendientes que Jasper me había regalado completaban mi atavío.Alexander me ofreció su brazo orgulloso y sonriendo hizo que mi vanidad aumentara  cuando me dijo
-  Despertarás la envidia de todas las  mujeres y la admiración de cada hombre  -  Creo que si sigues por ese camino se me subirá a la cabeza y estaré insoportable durante toda la noche. Si unes esto a mis nervios me traerás a casa antes de que termine el primer acto.
-  Espero que no - Dijo estampando sus labios sobre mi mano- Siento que solo te faltaría un detalle para que esta noche resultara completamente perfecta - comentó mientras fijaba  su atención en mi dedo anular donde él deseaba que luciera su anillo de pedida.
-Alexander , es mejor que no insistas, te lo suplico
Si perdíamos el buen humor se rompería todo el encanto y Albert también volvería a mis pensamientos, cosa que no ansiaba que sucediera dado que necesitaba disfrutar de la velada. Sin embargo no todo sería perfecto, había algo en lo que ninguno delos dos habíamos reparado. A esta ópera de tanto renombre asistirían muchas personas de alta clase social que conocían muy bien a los Lowenfeld y que en absoluto sabían de mi existencia. Pronto empezaron a ponernos en serios compromisos.
-  Sonríe y no les hagas demasiado caso- me aconsejó Alexander haciendo referencia a un grupo de damas de edad avanzada que se acercaban a nosostros. Entre ellas también venía una joven pelirroja que vivía  enamorada de Alexander desde que le había conocido. Se llamaba Adrianne Milton
- Querido Alexander , cuanto has crecido . Dinos ¿ Quién es esta preciosa muchacha que te acompaña ? ¿ Acaso pronto tendremos boda en la mansión Lowenfeld ? 
-¡Oh! Lady Catherine, siempre queriendo casar a alguno de los solteros más apreciados. Es mi prima Lori Anne.
-  Es un placer querida - me dijo tendiéndome su mano arrugada mientras  yo sonreía siguiendo el consejo de Alex .
Me sentía incómoda. No me gustaba saberme tan observada por tan altas personalidades que ejercían de juez y jurado al mismo tiempo. Intenté no ponerme nerviosa y puse toda mi atención en la joven Adrianne. Era alta y esbelta. Llevaba un vestido atrevido que dejaba ver parte de su voluptuosidad . Se veía una mujer sensual y poco discreta. Era evidente que sabía como hacerse desear por un hombre. Supuse que no sería bien aceptada en el círculo social en el que se desenvolvía y no me sorprendía , personalmente me había caído mal desde que la vi. Devoraba a Alexander con la mirada pero él no le daba la más mínima importancia. Sin embargo yo sentí un pequeño pinchazo en mi pecho . Hice que se despidiera de ella sin grandes ceremonias y entramos en el teatro. Era la primera vez que lo contemplaba desde su interior.
Si bien por fuera ya resultaba una enorme obra de arte dada su perfección arquitectónica que imitaba al Partenón griego con sus columnas dóricas, majestuosas , por dentro la riqueza destacaba en todos sus rincones , largas arañas colgaban del techo tintineando y ofreciendo un arco iris de color para regocijo de los asistentes. Las butacas estaban forradas de suave terciopelo escarlata.
El enorme escenario ahora cubierto con un telón púrpura hacia presagiar la magnificencia de la obra que íbamos a presenciar.
Todo me resultaba excitante y delicioso. Por fin las luces se extinguieron solo conservando el foco central que iluminaba el escenario. Me  dispuse a disfrutar del espectáculo abstrayéndome de todo lo demás .
Al final del último acto todos los presentes , de pie aplaudíamos deseosos de que nos regalasen algún ” bis “.   El tiempo había transcurrido rápidamente desde el inicio de la obra hasta este momento haciéndome sentir un torbellino de emociones , desde la pasión hasta la tristeza.
- Gracias por haberme regalado esta experiencia inolvidable  , Alex. - Le besé en la mejilla
- Te lo mereces. Me gustaría que volviéramos a compartir algo así algún día.
-Claro que sí - Le aseguré.