Queridos lectores,os envío
un saludo agradecido , no sabéis como me alegran cada una de vuestras visitas a este Blog tan humilde como su
creadora. Sigo pensando nuevas historias que os puedan sorprender y enamorar y
si en algún momento os interesa algún tema para tratar solo tenéis que
decírmelo. Para esta tarde tan fría os comparto llena de ilusión el capítulo
VIII , que mejor manera de pasar la tarde
que leerlo con una buena taza de café debajo de una mantita sólo o en compañía,
empiezan a aflorar los sentimientos en las azaleas del amor. No os lo perdáis ,
un fuerte abrazo.
capítulo 8
Los días iban pasando , haciéndose más largos y calurosos cada vez , anticipando que pronto llegaría el verano . Henrietta y yo ,cada vez nos profesábamos un afecto más intenso la una a la otra . A veces pensaba como era posible que hubiera podido vivir tanto tiempo lejos de esta mujer , que me colmaba de amor profundo y sincero , tan parecido al de una madre , y sin embargo tan distinto a la vez . Pues el cariño materno jamás puede igualarse , y yo lo seguía echando en falta . Aprovechando que Albert no llegaba hasta media mañana ,solía pasear disfrutando del amanecer en un lugar mágico , dentro de la propiedad Lowenfeld . Llegaba junto al templete de cristal, rodeado de hermosas azaleas blancas. Este había sido el lugar que Teresa siempre había preferido para hacer sus reflexiones o desahogar sus penas en llanto apasionado y torrencial . Tal vez por eso me gustaba tanto venir aquí a pensar en silencio . Podía sentir una presencia etérea, volátil y sobrenatural que me acompañaba. En esos momentos intentaba imaginar como podría haber sido mi madre y lloraba mientras una luz interior se encendía en mi alma y cobraba la forma de un amor puro y celeste, entonces sentía tranquilidad y paz , como si mi madre y yo finalmente nos hubiésemos encontrado y juntas otorgáramos el perdón a la mujer que cambió nuestros destinos y que sin embargo , propició nuestro reencuentro milagroso nacido de la esperanza .
Me empezaba a adaptar a mi nueva vida. Los sirvientes me trataban con respeto incluido aquel estirado mayordomo que me recibió el primer día . Algunas de las doncellas y sobre todo la cocinera me habían tomado mucho cariño . También , como tía Henrietta me decían que era igual a Teresa , y que siempre había sido muy cariñosa y buena con el servicio pese a las normas estrictas de doña Theodora .
Volví a ver a mis amigas cuando realmente me apetecía sin necesidad
de avisar de mis salidas pese las exigencias de Francesca . No
obstante también había variado su comportamiento al acercarse a mí ,
en ocasiones resultaba excesivamente empalagosa, lo que despertaba ,
por su parte ,los celos de Emma que se distanciaba cada día más de
su madre. Yo trataba de acercarme a ella , era joven como yo ,
podría haberla presentado a mis amigas , pero no me dejaba , siempre
se escudaba en sus continuas dolencias que la obligaban a estar
encerrada durante todo el tiempo . Cada día parecía que su palidez
se iba acentuando y realmente me preocupaba . Mi interés hacia ella
logró que Albert y yo tuviéramos otro enfrentamiento , pues un día
no pude soportar la tozudez de Emma que demostraba que había sido
una niña malcriada y siempre se había salido con la suya . Entonces
haciendo uso de una de sus tácticas consiguió que tía Henrietta se
sintiera culpable por no haberla dejado salir por la noche con el
atractivo jardinero - Emma , anoche refrescó bastante y te hubiera
sentado mal salir , o ¿acaso ayer noche te sentías plenamente
recuperada ? - Tú no te metas. Lo que pasa es que sientes rabia de
que Albert no te haga el más mínimo caso . Pero métete esto en la
cabeza , aunque hayas conseguido poner a mi madre de tu parte y ser
la preferida de Henrietta conmigo no vas a poder. Te prometo que
impugnaré el testamento y que te tendrás que marchar de aquí , como
lo que eres , solo una recogida por la locura de una vieja en sus
últimos momentos de vida.
Al escuchar hablar así a Emma no pude menos que sorprenderme. Era la primera vez que hablaba sin mostrarse tímida como de costumbre . Esa niña tenía agallas y mucho odio contenido que podían hacer mucho daño. No pude evitar cerrarle la boca con una bofetada que me salió del corazón , al oírla hablar así de mi familia . Emma estaba enloquecida empezó a tirar todo lo que encontraba a su paso y a chillar como un animal herido , de pronto la dio un terrible ataque de tos , y perdió el conocimiento . Rápidamente Henrietta y yo la subimos a su cuarto mientras Francesca telefoneaba al médico . No era muy grave lo que la había sucedido , en realidad tanta pasión salida a flote en pocos segundos fue lo que ocasionó aquello . Sin embargo sería mejor que guardara reposo durante unos días y que evitáramos que la dieran ataques de este tipo muy a menudo , pues entonces si serían graves y uno demasiado fuerte podría llevarla a la muerte . El corazón de Emma no era muy vigoroso y podría agotarse si realizaba muchas batallas como esta.
Llegué a casa de madrugada. .En el fondo me sentía muy culpable .
Hubiera sido mejor dejarla que dijera lo que quisiera . Solo era una
niña mimada , en cuanto a lo del testamento no podría hacerlo , pues
nadie la respaldaría . Además ella sola no tenía los medios
suficientes para poder pagar a un abogado que la orientara en este
tema. Sin embargo decidí llegar a esta hora , pues todos estarían
acostados y no me veía con fuerzas para poder resistir la mirada o
la palabra de aliento de algún miembro de la familia , incluso
esperaba algún reproche , y me daba miedo, sentía que había
traicionando la confianza que parte de la familia había puesto en mi
desde el primer día . Pensaba en mi madre y en mi abuela . ¿ Y
Alexander ? Si algo le llegara a pasar a su hermana...
Subí las escaleras pausadamente ,algo me ahogaba en mi interior ,
deseaba que la luz del sol reflejara pronto los colores de las
hermosas vidrieras de la mansión . Con el nuevo día vería la
evolución de Emma y me quedaría más tranquila . En lo alto de la
escalera una sombra misteriosa salió a mi encuentro - Creí que al
menos tendrías la decencia de no regresar esta noche. Lo ideal
sería que no volvieras nunca más y dejaras que la vida de esta
mansión siguiera como hasta ahora ,pues tú solo has venido a
Albert me atenazó el brazo con fuerza
- Me haces daño - Dije intentando soltarme , pero solo conseguí que
se desgarrara la manga de mi vestido - No me importa . Tú también
has hecho daño a mucha gente -Ni siquiera perteneces a esta
familia , solo eres un jardinero y mañana mismo puedes no serlo
siquiera . Depende si decido despedirte . ¡Así que será mejor que me
sueltes ! - Exclamé con orgullo irguiendo después mi cabeza - Bah¡
No creo que lo hagas . Además tu familia - dijo enfáticamente - no
lo permitiría . Tu prima daría su vida por mí si pudiera -¿Por que
me odias tanto ? Yo no te hecho nada - Las lágrimas recorrían mis
mejillas sin poder detenerse, en parte por el daño que me hacía , y
por otro lado me sentía asustada . Albert podía sentir que estaba
temblando . Henrietta me había dicho que era bueno . El rencor
cegaba sus ojos y pensé que con sus fuertes manos alrededor de mi
cuello , podría acabar con mi vida si se lo propusiera.
- Ja , ja , ja - Sonrió ferozmente -¿ Que porqué te odio ? . Bueno
algún día lo sabrás. Tengo muchos motivos - Empezó a zarandearme con
fuerza, perdí el equilibrio y cerré los ojos pensando que me caería
por las escaleras, pero Albert actuó rápidamente atrayendo mi cuerpo
hacia el suyo .
Podía sentir el calor que despedía su piel . Mi corazón empezaba a
latir aceleradamente . Entoces sus manos me agarraron por la cintura
con fuerza haciéndome caer sobre él y acercó sus labios a los
cuerpo . No pude evitar responderle de igual manera , entonces él
me alejó de un empujón haciéndome caer a sus pies.
-Que estúpida eres , ostentas el apellido Lowenfeld , pero no vales
nada . No tienes ni una pizca orgullo .
Subí las escaleras pausadamente ,algo me ahogaba en mi interior ,
deseaba que la luz del sol reflejara pronto los colores de las
hermosas vidrieras de la mansión . Con el nuevo día vería la
evolución de Emma y me quedaría más tranquila . En lo alto de la
escalera una sombra misteriosa salió a mi encuentro - Creí que al
menos tendrías la decencia de no regresar esta noche. Lo ideal
sería que no volvieras nunca más y dejaras que la vida de esta
mansión siguiera como hasta ahora ,pues tú solo has venido a
complicarlo todo
Albert me atenazó el brazo con fuerza
- Me haces daño - Dije intentando soltarme , pero solo conseguí que
se desgarrara la manga de mi vestido - No me importa . Tú también
has hecho daño a mucha gente -Ni siquiera perteneces a esta
familia , solo eres un jardinero y mañana mismo puedes no serlo
siquiera . Depende si decido despedirte . ¡Así que será mejor que me
sueltes ! - Exclamé con orgullo irguiendo después mi cabeza - Bah¡
No creo que lo hagas . Además tu familia - dijo enfáticamente - no
lo permitiría . Tu prima daría su vida por mí si pudiera -¿Por que
me odias tanto ? Yo no te hecho nada - Las lágrimas recorrían mis
mejillas sin poder detenerse, en parte por el daño que me hacía , y
por otro lado me sentía asustada . Albert podía sentir que estaba
temblando . Henrietta me había dicho que era bueno . El rencor
cegaba sus ojos y pensé que con sus fuertes manos alrededor de mi
cuello , podría acabar con mi vida si se lo propusiera.
- Ja , ja , ja - Sonrió ferozmente -¿ Que porqué te odio ? . Bueno
algún día lo sabrás. Tengo muchos motivos - Empezó a zarandearme con
fuerza, perdí el equilibrio y cerré los ojos pensando que me caería
por las escaleras, pero Albert actuó rápidamente atrayendo mi cuerpo
hacia el suyo .
Podía sentir el calor que despedía su piel . Mi corazón empezaba a
latir aceleradamente . Entoces sus manos me agarraron por la cintura
con fuerza haciéndome caer sobre él y acercó sus labios a los
míos , marcándolos con un beso ardiente, que hizo estremecer todo mi
cuerpo . No pude evitar responderle de igual manera , entonces él
me alejó de un empujón haciéndome caer a sus pies.
-Que estúpida eres , ostentas el apellido Lowenfeld , pero no vales
nada . No tienes ni una pizca orgullo .
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