jueves, 31 de enero de 2013

Perfeccíon Imperfecta


Se atusaba el pelo frente al espejo de su cómoda, el sol  incidía directamente en su larga melena acentuando su brillo caoba, pero sus ojos brillaban con tristeza. Estaba pensando como maquillarse, que vestido ponerse para su cita especial de esta noche. Adriana había quedado con Mario para cenar, hacía mucho que no se dedicaban un tiempo para ellos, para disfrutar de su pareja como hacían al principio. Llevaban saliendo algo más de dos años pero en los últimos meses Mario se había mostrado distante, frío sin interés hacia ella y Adriana intuía lo peor.

Le habían llegado rumores sobre historias alternativas de Mario con otras chicas pero ella no quería creerlo, siempre había alguna explicación para Adriana.

En todo este tiempo ella había perdido mucho peso, había cambiado su estilo buscando su lado más sexy  y elegante y a pesar que toda la gente de su entorno la decía lo guapa que estaba el espejo la devolvía hoy una imagen descafeinada, extraña, Adriana veía frente a si a una persona que no era ella.

Había cambiado tanto intentando agradar a Mario que finalmente se había olvidado de gustarse a ella misma, había perdido su personalidad, su esencia y su alegría.

Seriamente pensó que aquello  no podía seguir así, rebuscó en los cajones los gloss de brillo que usaba cuando le conoció, hoy  iría así maquillada sencillamente  sin imitar los sofisticados estilos de las estrellas de Hollywood, buscó unos vaqueros  cómodos,   y una camiseta de Hello Kitty de las que solía usar hace unos años. Precisamente así iba vestida cuando Mario la pidió salir  hacía ya 765 días, en uno de los momentos  en que menos lo habría esperado .

Recordaba que al levantarse no le había dado tiempo a lavarse el pelo y se hizo una rápida coleta antes de ir a trabajar, además se sentía hinchada y como una pelota pues estaba en uno de esos días. Sólo quería que acabara su jornada laboral  llegar a casa y sentarse en el sofá con la mantita, y cuando por  fin el reloj dio la hora de salir, se lo encontró en el ascensor, y Mario sin más la invitó a un café que duró más de tres horas y hasta hoy. Tal vez Mario ni siquiera se diera cuenta de lo que llevaba puesto, últimamente siempre que estaban juntos él siempre estaba muy ocupado hablando de su estupendo trabajo y de lo ingeniosas y estupendas que eran las nuevas compañeras del gabinete. Adriana se dijo que hoy no contaría las calorías de la cena y si le apetecía pediría postre. Pensó  tímidamente que cuando se preocupaba menos de agradar al resto y más a si misma era más feliz ahora se sentía un poco vacía y sin esencia. Respiró  y salió de casa con ilusión intentando no pensar  en lo que Mario le diría hoy tenía que ser una gran noche.
Y caminó hacia su destino…

Aquí os dejo este mini relato inspirado en la perfección imperfecta, siempre  he pensado en este concepto , lo maravilloso de la perfección es que sea imperfecta, y que cada uno pueda interpretarla a su manera , por eso el chico más guapo para mi mejor amiga a mí me puede resultar de lo más normal o viceversa, una película tremendamente perfecta para los críticos para mí puede ser lo más aburrido del mundo, una vida perfecta  como muestran algunos famosos en el fondo está vacía y llena de cinismo. Es una anarquía del individualismo.

Me despido de vosotros deseando que disfrutéis de vuestra perfecta noche imperfecta y  de quien tengáis a vuestro lado y si queréis saber cómo continúan Adriana y Mario solo tenéis que decirlo. Un beso enorme a todos y buenas noches.

 

1 comentario:

  1. Que vergüenza de hombre este tal Mario!! estoy ansioso por ver como Adriana lo manda a freír churros.
    Gran escritora Laura!!!
    Nunca dejes de soñar, pero lo mas importante...nunca dejes de hacer cosas para que el sueño continue...

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