jueves, 27 de marzo de 2014

Las azaleas del amor XVII

Que esta primavera el amor siempre florezca en cada rincón , que nadie derrame una lágrima porque le hallan roto el corazón , amar mueve montañas y estoy segura de ello, ser felices y buenas noches

Las azaleas del amor XVII
 
Pronto sería mi cumpleaños Pensé que posiblemente nadie lo tendría en cuenta. Por esa razón planee invitar  a mis amigas a merendar en la mansión. Lo pasaría como cualquier otro día normal. Pero ignoraba que sería un día especialmente este año, que se clavaría en mi alma y me resultaría muy difícil de olvidar.
Mientras desayunaba Alexander me mostró un sobre
-         Ábrelo- me dijo ilusionado. Dentro había dos localidades para asistir a la ópera .
-         Me gustaría muchísimo ir contigo al estreno de Madame Buterfly , es una obra que siempre he admirado por la fuerza que es capaz de transmitir. La música va creciendo según aumenta el dramatismo en la escena y se cuela en el espíritu del espectador hacíendole protagonista de esta trágica historia de amor.
Una vez más pude comprobar la sensibilidad del alma de Alexander. Antes de aceptar le pregunté que porqué quería ir conmigo. Tal vez a Emma o a su madre también les gustara la idea. Él sonrió y robándome el zumo de naranja ,me dijo
-         Cómo es tu cumpleaños quería regalarte algo especial, una emoción. Pero si no lo deseas , no pretendo importunarte con mis súplicas
-          ¡Claro que acepto !. Es un regalo fantástico. Gracias Alexander eres muy especial. - Le besé en la mejilla y se marchó.
Jamás había asistido a la ópera y pensé que era un momento envidiable para empezar a cultivar este placer. Cuando me disponía a buscar a tía Henrietta para que me ayudara a escoger mi atuendo para esta noche descubrí que Albert se encontraba en el jardín y sin más salí a su encuentro. Nada más verme la cólera invadió todo su ser, su rostro enrojeció como la grana ,prácticamente echaba chispas por los ojos . Empezó a hablarme de una manera cruel y desagradable.
-         Oh¡ No puedo creérmelo. Estoy justo enfrente de la maravillosa Lori Anne Baker Lowenfeld. Cuanto se preocupa por sus empleados, fundamentalmente de la pobre madre de este inepto y rudo jardinero.          
-         Albert, no comprendo a que viene esto- Dije apenada por su manera de comportarse. Quise alejarme de él. Me sentía rota por dentro, desilusionada. Nada de lo que yo hiciera en esta vida sería capaz de hacer que Albert me quisiera. Absolutamente ninguna cosa. Ahora estaba bien claro. Él tiró de mí fuertemente hasta dejarme el brazo enrojecido.
-         No debiste complicarte en mi vida. Es cierto que no he venido a  la mansión en mucho tiempo, y ¿sabes porqué ? Te lo diré. He estado buscando un trabajo mejor que me permite pasar más tiempo junto a mi familia. Además me pagan sobradámente para no tener que volver a necesitar las limosnas Lowenfeld.
-         Albert, no es justo...Comprendo que estés resentido por no haber estado junto a tu madre en un momento tan grave, pero yo , tú , podíamos hablar con más calma . Te aseguro que me duele verte así , esa dureza incomprensible con la que me tratas, yo quiero que sepas que ... estoy enamorada de ti - Aquello me salió espontáneo , lo que menos quería era demostrar ahora los sentimientos más profundos que torturaban lo más hondo de mi ser. Pero ya estaba dicho y lo peor de todo es que no surtió el menor efecto en el espíritu de Albert.
-         Cállate, no quiero seguir escuchándote. Ya se lo que pretendes . Engatusarme con sucios trucos. Que me amas, dices , déjame que me ría. Te odio con toda la rabia que soy capaz de generar. Ojalá pudiera olvidar que existes, y que has venido aquí . ¿Porqué te has entrometido en mi vida ? ¿Quién te pidió que fueras a mi casa ? Ah¡ claro. La señorita tenía que hacer algo .
-         Dime ¿ qué te he hecho yo para que me odies tanto ?- Le pregunté mientras las lagrimas recorrían mis mejillas sin pausa.
-         Te odio por existir. ¿ Sabes ? . Yo sabía quién eras mucho antes de que vinieras aquí.  Cuando tu madre murió yo tenía dos años y mi padre como mi madre ya trabajaban aquí al servicio de tu abuela. Cuando esta señora no sabía como deshacerse de ti y finalmente te metió en un internado , alguien tenía que ocuparse de ti para informarle de tu estado.  De como ibas creciendo . Si era tu cumpleaños ¿ Quién te llevaba regalos ? y si estabas enferma ¿ Quién era quién permanecía  a los pies de tu cama día y noche ? ¿ Quién te cuidó como a una verdadera hija sin tener la más mínima obligación ? No fue tu tía Henrietta , ni Jasper , apuesto a que ni Alexander sabía qué existías a pesar de que ahora no se separa de ti . Realmente ¿ sabes quién es responsable de que tu hayas regresado aquí ?  No fue ninguno de los tan respetables Lowenfeld . Tan solo una simple y sencilla sirvienta , que no era otra que mi madre , eso sí, llena de nobles y generosos sentimientos y que cuidó de ti con el amor de la madre que a ti te faltaba. Esa señora a la que has socorrido caritativamente- dijo con ironía- y que ahora no deja de hablar de tan gentil muchacha.
-         Yo solo hice lo correcto , quién sabe si yo no hubiera ido cuánto tiempo hubiera podido aguantar.
-         ¿Acaso  crees que yo me lo podré perdonar ?  ¿ Piensas que no siento remordimientos por ella y por Meg ?  Y precisamente se lo tengo que agradecer a Lori Anne Baker Lowenfeld. - dijo , esta vez con amargura.
-         Albert, podrías tranquilizarte , pensar con calma- Iba a tomarle del brazo cuando me dio una fuerte bofetada haciéndome caer contra la pared.
-         No quiero que me toques , ni que te me acerques un solo milímetro . ¿ Sabes cuántas veces he estado enfermo sin que mi madre pudiera ocuparse de mí ? Solo porque tu abuela exigía que no faltase de su lado. Al fin y al cabo ¿ no era por  ello por lo que la pagaba un sueldo sustancial ? Que le importaban a tu abuela los problemas de sus empleados o sus humildes familias.  Y mi madre siempre me decía “ cariño  , piensa que es una mujer mayor , además está enferma. Prométeme que no la vas a odiar.  En el fondo es una buena mujer. “   Y tú , eras esa pobre  niña indefensa que necesitabas de su amor. Yo debía tener paciencia, esperarla mientras estaba contigo. Llegaba a casa sin ganas de jugar conmigo. Pero yo lo comprendía y la adoraba por su fortaleza y por la propiedad de querer a todos aunque fuesen duros con ella. - Ahora lágrimas de rabia surcaban su rostro. - No sabes cuantos momentos de cariño me has arrebatado. Pero eso no es todo. También mi padre fue víctima de los Lowenfeld al interponerse entre un ladrón y tu caja de caudales , esa que ahora has heredado. Dos tiros acabaron con su vida . Meg era entonces solo un bebé y yo  , un joven rebelde sin oficio , ni beneficio por el momento, entre aquí  a trabajar , como un favor especial , claro esa es la virtud de los Lowenfeld . Su caridad cristiana. - Sonrió amargamente y se dispuso a continuar- Pensé que me vengaría y qué mejor forma que enamorar a la estúpida Emma y quedarme con su parte de la herencia. Pero no . Para colmo tuvo que llegar la nieta desaparecida y  yo, yo como un estúpido adolescente no he logrado evitar enamorarme de ti desde el primer momento en que te vi y olvidarlo todo , a pesar de los vanos intentos que he realizado para que esto no ocurriera.Te amo tanto que me duele y tengo que odiarte para aliviar este dolor. Luego empiezas a aceptar que te corteje ese primo tuyo tan fino y delicado y pasas por mi lado orgullosa , fuerte, altiva, como una reina y me hieres. Jamás volverás a escucharme decirte esto y espero que lo olvides y te alejes de mí como yo lo haré de ti : Te amo cómo jamás he amado a nadie y cómo jamás seré capaz de volver a amar a ser alguno. Sólo espero poder olvidarte con mi odio. 
Albert me besó entregándose con pasión , dándome el último hálito de su vida , haciéndome sentir que ambos nos pertenecíamos . Él sería mío eternamente al igual que yo lo sería de él. Nuestras almas caminarían entrelazadas aunque estuviéramos muy lejos el uno del otro .
Nuestro amor quedaba sellado para siempre. Sus brazos me abrazaban para no dejarme escapar, para que sintiera la verdad de sus palabras dentro de mí. Después se separó y mirándome como si quisiera grabar mi imagen de este momento en su mente , se alejó con rapidez para no arrepentirse dela decisión que había tomado.
Emma que lo había estado observando todo desde su ventana se desplomó sobre su cama y llorando con rabia juró que pagaría por haberle quitado a su pretendido amante.

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