lunes, 7 de julio de 2014

Las azaleas del amor XXIII


Queridos amigos esta tarde vuelvo a daros un trocito de mi en forma de unas pocas  letras, mientras algunos corren los sanfermines, otros disfrutan de sus vacaciones y otros cuentan las horas  para poder irse. Yo me encuentro entre los últimos en unos días podré disfrutar de un merecido descanso y a la vuelta dios dirá habrá nuevas pruebas, nuevas realidades, seguir el camino en definitiva ,un fuerte abrazo para todos , os quiero y disfrutar de vuestras vacaciones.

 Capítulo 23

Cuando se fue, subí a mi cuarto. Parecía que estaba sonámbula y flotaba sobre una nube. Pero una voces me devolvieron a la realidad. Salían de la habitación de Alexander. Él y su madre volvían a regañar

- No se como puedes ser capaz de tal crueldad - dijo él

-  Soy tu madre y me debes obediencia -Francesca respondió-. Además sabes que te conviene más a ti que a mi misma. Piénsalo

Me fui a mi cuarto , no me parecía correcto escuchar una conversación ajena a mí. Además hoy me sentía tan feliz que nada ni nadie , me lo podría arruinar.

Por la mañana bajé temprano al jardín para reflexionar. Me sorprendió encontrarme con tía Henrietta. En su rostro podía apreciarse que estaba preocupada por algo.

-          Buenos días tía

-          Hola querida - Me respondió. Sin lugar a dudas también mi presencia allí a estas horas le había cogido desprevenida.

-          Te noto preocupada  ¿ Qué es aquello que te inquieta ?

-           Vamos hablaremos mientras desayunamos

 Nos sentamos en el porche y pronto nos trajeron las bandejas con nuestros primeros alimentos del día.

-          ¿ Y bien ? - Le insistí

-          Bueno , puede que pienses que me estoy convirtiendo en una vieja sensiblera. Verás , añoro la figura de Theodora. Ciertamente ella resultaba dura y arisca en algunas ocasiones y es lo que casi todo el mundo recuerda de ella.Sin embargo también tenía muy buenas cualidades como el valor que le daba a la familia. Con ella ahora no sucedería lo que ocurre.- Mordí la tostada y le pregunté a que se refería.- Bueno la familia se está hundiendo. Francesca y Jasper hace tiempo que no resultan un matrimonio convencional. Duermen en habitaciones separadas y cada uno lleva su vida de forma independiente a la del otro. Él ha tenido algunas historias fuera del matrimonio y Francesca ha tenido conocimiento de ellas.

-          ¿ Y porque no se ha divorciado ?

-          Evidentemente a ella no la convenía.

-          Es cierto – Asentí.

-           También me preocupa la pobre Emma - Henrietta continuó-. Creo que con los problemas que tiene lo mejor sería ingresarla en un buen centro, allí podrían atenderla los profesionales a diario y posiblemente mejoraría de una forma más rápida y eficaz.

-           Tienes razón. Incluso puede que te resulte cruel lo que te voy a decir pero da la sensación que a Francesca no le importa en absoluto la vida de su hija.

-          Sí , no contenta con manipular su vida desde que nació ahora la quiere casar y ¿ qué me dices de Owen ?- Me preguntó Henrietta

-          Es un ser frío y calculador , egoísta y sin principios , no me parece que sea la persona más adecuada y menos en este momento.

-           Pobre chiquilla. Por otro lado está Alexander. Ultimamente discute más que nunca con su madre. Este fin de semana no ha venido a dormir a la mansión. Se aloja en un hotel. Durante el día está aquí por su hermana. Pero...  

-          Anoche cuando regresé estaban discutiendo. Es lamentable. Pero ¿ tú sabes de que se trata ?

-           No , es algo entre ellos , suelen encerrarse en la biblioteca o en alguna habitación y así pueden pasar horas.

-           Tienes razón , la familia se está hundiendo. Ahora déjame darte una buena noticia - le mostré el anillo que Albert me había regalado.- Albert me ha pedido que me case con él .

-          ¿ De veras ?  Enhorabuena , querida. Al menos hay algo que todavía funciona. Pero ¿Cuándo te lo ha pedido ?

-          Justo anoche antes de despedirse de mí.

-          ¿ Piensa pedir tu mano a la familia ?

-           Bueno , ya sabes como es él. No hemos hablado del tema, pero lo veo muy difícil.

-          Podrías convencerle. Precisamente Francesca anda muy atareada preparando la fiesta de compromiso de Emma y Owen, podría ser un buen momento.

-           Bueno , intentaré hablar con él .

 Aquella tarde fuimos a darle la noticia a la familia de Albert. Meg salió a recibirnos

-          Hola , Lori Anne- me saludó ilusionada. Entramos a la cabaña. Albert me presentó como una visita muy especial.

-          Oh¡ Lori Anne, que sorpresa tan agradable - dijo su madre , que cocinaba. Me acerqué y la bese en la mejilla

-          ¿Cómo se encuentra Señora Seymour ?

-          Bueno , el doctor Walters dice que he mejorado muy rápido , por suerte tengo una voluntad muy fuerte.     

-          Cuanto me alegro

Me sentía tan bien que había comenzado a trastear con los cacharros de la cocina sin apenas darme cuenta. Madeleine me miraba con sorpresa.

-          Estaba preparando la cena ¿ Te quedarás a acompañarnos ?

-          Sí , sí , por favor , así me puedes acostar y contarme un cuento. Lo hacías tan bien.       - Arguyó Meg-. 

-          Bien me quedaré si no supone una molestia.

-          Claro  que no - dijo Albert , cogiéndome de la mano- Además , mamá , tenemos que confesarte que Lori Anne y yo estamos muy enamorados y nos vamos a casar.

-          ¿ Cómo ...? Es una noticia maravillosa.

-          ¿ Puedo llamarte hermana ? - me preguntó Meg

-          Sólo si no te aprovechas de “tu hermana mayor” - dije bromeando.

Fue una cena familiar y amable llena de bromas y buenos deseos. Se respiraba un ambiente de cálido bienestar. Tras acostar a Meg , ayudé a Madeleine a recoger la cocina, mientras Albert fumaba un cigarrillo fuera.                     

-          Realmente me ha alegrado muchísimo que Albert y tú hayáis hecho las paces. Yo sabía que tú eras una buena persona y no merecías que él te odiara ¿ sabes ? Eres igual a tu madre. Creo que en estos momentos ella también bendeciría vuestra unión como yo lo hago ahora.

-          Estoy segura de ello. Madeleine, me gustaría darte las gracias por haberme cuidado durante los años que pasé en el colegio. Albert me lo contó , y bueno ,de veras que no se como agradecértelo

-          ¡Ah! Mi pequeña. Ya lo haces con tu natural forma de ser. Sólo desearía que me quisieras como a una madre y acudieras a mí si tienes problemas

-          Ya la quiero mucho - dije besándola con ternura

-          Eres una buena chica - dijo ella , limpiándose una lágrima que resbalaba por su mejilla.

Nos despedimos , pues ya eran altas horas de la noche y Albert me devolvió a la mansión .

-          Tía Henrietta me dijo que deberías pedir mi mano a la familia

-          Me lo temía. Es lo que me pasa por enredarme con una  Lowenfield    

-           ¡Albert ! - grité enfadada.

-          Era una broma - dijo él , riéndose

-          Lo supuse, pero no tiene la más mínima gracia.          

-Perdóname - dijo , entonces , besándome en la frente con dulzura.

-Algo así había pensado , pero ahora como están demasiado ocupados con la fiesta de tu prima , creo que sería mejor dejarlo para más adelante

- De acuerdo , pero no lo aplaces demasiado. No se porqué pero tengo un mal presentimiento.

-No te preocupes , en cuanto pase este evento iré a pedir la mano de mi princesa .

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario