Las azaleas del amor XVII
Pronto sería mi cumpleaños Pensé que posiblemente nadie lo tendría en
cuenta. Por esa razón planee invitar a
mis amigas a merendar en la mansión. Lo pasaría como cualquier otro día normal.
Pero ignoraba que sería un día especialmente este año, que se clavaría en mi
alma y me resultaría muy difícil de olvidar.
Mientras desayunaba Alexander me mostró un sobre
-
Ábrelo- me
dijo ilusionado. Dentro había dos localidades para asistir a la ópera .
-
Me gustaría
muchísimo ir contigo al estreno de Madame Buterfly , es una obra que siempre he
admirado por la fuerza que es capaz de transmitir. La música va creciendo según
aumenta el dramatismo en la escena y se cuela en el espíritu del espectador
hacíendole protagonista de esta trágica historia de amor.
Una vez más pude comprobar la sensibilidad del
alma de Alexander. Antes de aceptar le pregunté que porqué quería ir conmigo.
Tal vez a Emma o a su madre también les gustara la idea. Él sonrió y robándome
el zumo de naranja ,me dijo
-
Cómo es tu
cumpleaños quería regalarte algo especial, una emoción. Pero si no lo deseas ,
no pretendo importunarte con mis súplicas
-
¡Claro que acepto !. Es un regalo
fantástico. Gracias Alexander eres muy especial. - Le besé en la mejilla y se
marchó.
Jamás había asistido a la ópera y pensé que era un momento envidiable para
empezar a cultivar este placer. Cuando me disponía a buscar a tía Henrietta
para que me ayudara a escoger mi atuendo para esta noche descubrí que Albert se
encontraba en el jardín y sin más salí a su encuentro. Nada más verme la cólera
invadió todo su ser, su rostro enrojeció como la grana ,prácticamente echaba
chispas por los ojos . Empezó a hablarme de una manera cruel y desagradable.
-
Oh¡ No puedo
creérmelo. Estoy justo enfrente de la maravillosa Lori Anne Baker Lowenfeld.
Cuanto se preocupa por sus empleados, fundamentalmente de la pobre madre de
este inepto y rudo jardinero.
-
Albert, no
comprendo a que viene esto- Dije apenada por su manera de comportarse. Quise
alejarme de él. Me sentía rota por dentro, desilusionada. Nada de lo que yo
hiciera en esta vida sería capaz de hacer que Albert me quisiera. Absolutamente
ninguna cosa. Ahora estaba bien claro. Él tiró de mí fuertemente hasta dejarme el
brazo enrojecido.
-
No debiste
complicarte en mi vida. Es cierto que no he venido a la mansión en mucho tiempo, y ¿sabes porqué ? Te lo diré. He
estado buscando un trabajo mejor que me permite pasar más tiempo junto a mi
familia. Además me pagan sobradámente para no tener que volver a necesitar las
limosnas Lowenfeld.
-
Albert, no
es justo...Comprendo que estés resentido por no haber estado junto a tu madre
en un momento tan grave, pero yo , tú , podíamos hablar con más calma . Te
aseguro que me duele verte así , esa dureza incomprensible con la que me
tratas, yo quiero que sepas que ... estoy enamorada de ti - Aquello me salió
espontáneo , lo que menos quería era demostrar ahora los sentimientos más
profundos que torturaban lo más hondo de mi ser. Pero ya estaba dicho y lo peor
de todo es que no surtió el menor efecto en el espíritu de Albert.
-
Cállate, no
quiero seguir escuchándote. Ya se lo que pretendes . Engatusarme con sucios
trucos. Que me amas, dices , déjame que me ría. Te odio con toda la rabia que
soy capaz de generar. Ojalá pudiera olvidar que existes, y que has venido aquí
. ¿Porqué te has entrometido en mi vida ? ¿Quién te pidió que fueras a mi
casa ? Ah¡ claro. La señorita tenía que hacer algo .
-
Dime ¿ qué
te he hecho yo para que me odies tanto ?- Le pregunté mientras las
lagrimas recorrían mis mejillas sin pausa.
-
Te odio por
existir. ¿ Sabes ? . Yo sabía quién eras mucho antes de que vinieras
aquí. Cuando tu madre murió yo tenía
dos años y mi padre como mi madre ya trabajaban aquí al servicio de tu abuela.
Cuando esta señora no sabía como deshacerse de ti y finalmente te metió en un
internado , alguien tenía que ocuparse de ti para informarle de tu estado. De como ibas creciendo . Si era tu
cumpleaños ¿ Quién te llevaba regalos ? y si estabas enferma ¿ Quién era
quién permanecía a los pies de tu cama
día y noche ? ¿ Quién te cuidó como a una verdadera hija sin tener la más
mínima obligación ? No fue tu tía Henrietta , ni Jasper , apuesto a que ni
Alexander sabía qué existías a pesar de que ahora no se separa de ti .
Realmente ¿ sabes quién es responsable de que tu hayas regresado
aquí ? No fue ninguno de los tan
respetables Lowenfeld . Tan solo una simple y sencilla sirvienta , que no era
otra que mi madre , eso sí, llena de nobles y generosos sentimientos y que
cuidó de ti con el amor de la madre que a ti te faltaba. Esa señora a la que
has socorrido caritativamente- dijo con ironía- y que ahora no deja de hablar
de tan gentil muchacha.
-
Yo solo hice
lo correcto , quién sabe si yo no hubiera ido cuánto tiempo hubiera podido
aguantar.
-
¿Acaso crees que yo me lo podré
perdonar ? ¿ Piensas que no siento
remordimientos por ella y por Meg ?
Y precisamente se lo tengo que agradecer a Lori Anne Baker Lowenfeld. -
dijo , esta vez con amargura.
-
Albert,
podrías tranquilizarte , pensar con calma- Iba a tomarle del brazo cuando me
dio una fuerte bofetada haciéndome caer contra la pared.
-
No quiero
que me toques , ni que te me acerques un solo milímetro . ¿ Sabes cuántas veces
he estado enfermo sin que mi madre pudiera ocuparse de mí ? Solo porque tu
abuela exigía que no faltase de su lado. Al fin y al cabo ¿ no era por ello por lo que la pagaba un sueldo
sustancial ? Que le importaban a tu abuela los problemas de sus empleados
o sus humildes familias. Y mi madre
siempre me decía “ cariño , piensa que
es una mujer mayor , además está enferma. Prométeme que no la vas a odiar. En el fondo es una buena mujer. “ Y tú , eras esa pobre niña indefensa que necesitabas de su amor.
Yo debía tener paciencia, esperarla mientras estaba contigo. Llegaba a casa sin
ganas de jugar conmigo. Pero yo lo comprendía y la adoraba por su fortaleza y
por la propiedad de querer a todos aunque fuesen duros con ella. - Ahora
lágrimas de rabia surcaban su rostro. - No sabes cuantos momentos de cariño me
has arrebatado. Pero eso no es todo. También mi padre fue víctima de los
Lowenfeld al interponerse entre un ladrón y tu caja de caudales , esa que ahora
has heredado. Dos tiros acabaron con su vida . Meg era entonces solo un bebé y
yo , un joven rebelde sin oficio , ni
beneficio por el momento, entre aquí a
trabajar , como un favor especial , claro esa es la virtud de los Lowenfeld .
Su caridad cristiana. - Sonrió amargamente y se dispuso a continuar- Pensé que
me vengaría y qué mejor forma que enamorar a la estúpida Emma y quedarme con su
parte de la herencia. Pero no . Para colmo tuvo que llegar la nieta
desaparecida y yo, yo como un estúpido
adolescente no he logrado evitar enamorarme de ti desde el primer momento en
que te vi y olvidarlo todo , a pesar de los vanos intentos que he realizado
para que esto no ocurriera.Te amo tanto que me duele y tengo que odiarte para
aliviar este dolor. Luego empiezas a aceptar que te corteje ese primo tuyo tan
fino y delicado y pasas por mi lado orgullosa , fuerte, altiva, como una reina
y me hieres. Jamás volverás a escucharme decirte esto y espero que lo olvides y
te alejes de mí como yo lo haré de ti : Te amo cómo jamás he amado a nadie
y cómo jamás seré capaz de volver a amar a ser alguno. Sólo espero poder
olvidarte con mi odio.
Albert me besó entregándose con pasión , dándome el último hálito de su
vida , haciéndome sentir que ambos nos pertenecíamos . Él sería mío eternamente
al igual que yo lo sería de él. Nuestras almas caminarían entrelazadas aunque
estuviéramos muy lejos el uno del otro .
Nuestro amor quedaba sellado para siempre. Sus brazos me abrazaban para no
dejarme escapar, para que sintiera la verdad de sus palabras dentro de mí.
Después se separó y mirándome como si quisiera grabar mi imagen de este momento
en su mente , se alejó con rapidez para no arrepentirse dela decisión que había
tomado.
Emma que lo había estado observando todo desde su ventana se desplomó sobre
su cama y llorando con rabia juró que pagaría por haberle quitado a su
pretendido amante.