Un martes más aparezco para desearos buenas noches deseando
que hayáis pasado un buen día a pesar de la lluvia y de las malas caras que a
veces nos rodean inevitablemente, a pesar de ello y como os prometí, aquí os
dejo otro pequeño capítulo deseando que os guste y esperando un sinfín de
vuestras críticas para seguir mejorando. Un beso enorme para todos , os quiero.
Capitulo 3
Sonreí , al menos Valerie no había perdido el sentido del humor. Sin
embargo yo me sentía muy rara. Como si aquello que me acababa de pasar no me
hubiera sucedido a mí. Cómo quien ve una película tan impactante que le resulta
imposible dejar de pensar ni un instante en ella. Pero era verdad, era mi
propia película y debía hacerme a la idea, lo que más me aterraba es que todo
esto tan solo había sido un prólogo y en
realidad lo que más me inquietaba es si tendría un desenlace feliz o tal vez
todo lo contrario, resultando ser una tragedia dramática .
La tarde transcurrió tranquila. El abogado vino a verme como había
anunciado. Me afirmó lo que me comunicaba en su carta . En quince días me iría
a vivir a la mansión Lowenfeld “ mi verdadero
hogar “ .
Acompañada por el señor Devon llegué a la que desde hoy sería mi nueva
casa . La verja dorada que daba paso al frondoso jardín hoy me parecía más alta
que nunca. Nadie estaba fuera , en la escalinata esperándome
y realmente era de suponer.
Un mayordomo estirado saludó a mi abogado de forma ceremoniosa y a mí me ignoró discretamente. Nos hizo pasar a
una estancia al aire libre, como una terraza interior , una fuente salpicaba
alegremente rompiendo la monotonía del silencio que allí reinaba.
Observé cada rostro , intentando adivinar quien era cada cual , en
función de la historia que me contó Alfred. Había cuatro personas sentadas en
sillas de mimbre alrededor de una mesa de cristal tallado.
El mayordomo que nos acompañó hasta aquí se puso detrás del único hombre
que se encontraba sentado y le dijo algo al oído. Después se puso detrás donde
había otras tres personas uniformadas , todas ellas mujeres, que supuse serían
servidumbre. Quizá una doncella por cada dama de las que allí estaban.
El primer rostro en el que me fijé era el de una mujer madura , casi
parecía dela misma edad que Alfred Devon.
Tenía algunas arrugas que dotaban ese rostro de seriedad. Sus ojos azules
despedían , sin embargo una especie de bondad y ternura. Llevaba el pelo
recogido en una redecilla. Vestía con un traje largo de color violeta , sin más
adorno que un camafeo antiguo en el cuello . Pensé que no podía ser otra que
Henrietta , la mayor. A su lado una joven con el pelo rubio y trenzado
acariciaba a un gato que tenía en su regazo. Apenas me miró. Su rostro era
pálido y parecía una flor lánguida a punto de marchitarse , pese a estar en la
flor de la vida , pues no podía tener más de dieciocho años . La identifiqué
con la joven Emma. Ciertamente su tez cetrina daba la impresión de que estaba
enferma. Mi mirada pasó al único hombre sentado , empezaba a quedarse calvo .
Vestía pulcramente con un traje gris y en su brazo derecho llevaba un brazalete
de luto. Leía un periódico de deportes , me miró con los mismos ojos azules de
Henrietta. Yo empezaba a perder los
nervios , las piernas comenzaban a temblarme y temía que pudieran presentirlo .
El cuarto personaje allí sentado, era otra mujer de cabello claro , pero sin
llegar a ser rubio y ojos verdes. Iba maquillada cuidadosamente , pero con un
exceso de carmín rojo en los labios , desde mi punto de vista. Vestía un
traje sastre de color marrón que
realzaba su esbelta figura. Debía ser Francesca , sin embargo aparentaba tener
poca edad para que Alexander y Emma fueran
tan mayores . Era evidente que debía cuidarse mucho , al menos esa era
la sensación que daba. Pensé que sería de esas maniáticas que se compraban
todas las cremas de belleza a pesar de que luego solo utilizaran las que
realmente les recomendaba su estilista.
Jasper dejó el periódico doblado
sobre la mesa:
- Buenas tardes - nos dijo tendiéndonos a ambos la mano.
Después se volvió hacia mí -Querida, esta es tu casa, deseo que pronto seamos una verdadera familia.
La dama de más edad se
acercó a mí y me cogió la mano , mirándome fijamente sonrió y me dijo: - Bueno yo soy tu tía Henrietta , la
hija mayor de Theodora.
-Asentí con la cabeza dándole a entender que me habían
hablado de ella
-Bien sobrina, es asombroso como te pareces a tu madre, has
heredado su belleza , sin duda alguna . Ahora déjame que te presente al resto
de la familia , él es Jasper y ella su esposa Francesca
En ese momento la aludida se levantó y mirándome de reojo se marchó sin
decir una sola palabra. A la joven Emma la dio un repentino ataque de tos y
pidiendo disculpas desapareció discretamente .
-Bueno , Emma y su madre tienen un carácter muy especial ,
poco a poco te irás acostumbrando a ellas al igual que ellas a ti .
-Eso espero - respondí , no muy segura de lo que Jasper afirmaba. Al
rato se despidió ya que tenía una ineludible cita de trabajo dejándome a solas
con tía Henrietta. No sabía porque pero a su lado me sentía tranquila , estaba
segura que desde ahora y hasta el final estaría de mi parte pasara lo que
pasara. Jasper me resultó agradable , pero intuía que su mujer ejercía una gran
influencia en sus actos y decisiones. Decididamente me quedaba con Henrietta
como aliada definitiva.
-Lamento que tu primo Alexander no haya podido estar aquí .
Cuando no es necesaria su presencia en la empresa de su padre pasa grandes
temporadas en Italia , debido a su afición por el arte. Es un chico muy
sensible e inteligente. Creo que le gustará conocerte. Henrietta sonrió
dulcemente. Se marchó a la cocina a dar
las órdenes pertinentes sobre el
almuerzo , pues era evidente que tras el
fallecimiento de su madre era ella quien se ocupaba de administrar y dirigir la
casa. Me dejó con la promesa de enseñarme después todas las dependencias de la
mansión . Antes de marcharse ordenó a una doncella que me acompañara a mi
habitación. Cuando Henrietta desapareció quedó en la estancia un fresco y
agradable olor a lavanda.
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