martes, 22 de octubre de 2013

Las azaleas del amor. Capítulo III


Un martes más aparezco para desearos buenas noches deseando que hayáis pasado un buen día a pesar de la lluvia y de las malas caras que a veces nos rodean inevitablemente, a pesar de ello y como os prometí, aquí os dejo otro pequeño capítulo deseando que os guste y esperando un sinfín de vuestras críticas para seguir mejorando. Un beso enorme para todos , os quiero.
 
Capitulo 3
 
Sonreí , al menos Valerie no había perdido el sentido del humor. Sin embargo yo me sentía muy rara. Como si aquello que me acababa de pasar no me hubiera sucedido a mí. Cómo quien ve una película tan impactante que le resulta imposible dejar de pensar ni un instante en ella. Pero era verdad, era mi propia película y debía hacerme a la idea, lo que más me aterraba es que todo esto tan solo había sido un prólogo  y en realidad lo que más me inquietaba es si tendría un desenlace feliz o tal vez todo lo contrario, resultando ser una tragedia dramática .
La tarde transcurrió tranquila. El abogado vino a verme como había anunciado. Me afirmó lo que me comunicaba en su carta . En quince días me iría a vivir a la mansión Lowenfeld  “ mi verdadero hogar “ .
Acompañada por el señor Devon llegué a la que desde hoy sería mi nueva casa . La verja dorada que daba paso al frondoso jardín hoy me parecía más alta que nunca. Nadie estaba fuera , en la escalinata  esperándome  y realmente era de suponer.
Un mayordomo estirado saludó a mi abogado de forma ceremoniosa y a  mí me ignoró discretamente. Nos hizo pasar a una estancia al aire libre, como una terraza interior , una fuente salpicaba alegremente rompiendo la monotonía del silencio que allí reinaba.
Observé cada rostro , intentando adivinar quien era cada cual , en función de la historia que me contó Alfred. Había cuatro personas sentadas en sillas de mimbre alrededor de una mesa de cristal tallado.
El mayordomo que nos acompañó hasta aquí se puso detrás del único hombre que se encontraba sentado y le dijo algo al oído. Después se puso detrás donde había otras tres personas uniformadas , todas ellas mujeres, que supuse serían servidumbre. Quizá una doncella por cada dama de las que allí estaban.
El primer rostro en el que me fijé era el de una mujer madura , casi parecía dela misma edad que Alfred Devon.
Tenía algunas arrugas que dotaban ese rostro de seriedad. Sus ojos azules despedían , sin embargo una especie de bondad y ternura. Llevaba el pelo recogido en una redecilla. Vestía con un traje largo de color violeta , sin más adorno que un camafeo antiguo en el cuello . Pensé que no podía ser otra que Henrietta , la mayor. A su lado una joven con el pelo rubio y trenzado acariciaba a un gato que tenía en su regazo. Apenas me miró. Su rostro era pálido y parecía una flor lánguida a punto de marchitarse , pese a estar en la flor de la vida , pues no podía tener más de dieciocho años . La identifiqué con la joven Emma. Ciertamente su tez cetrina daba la impresión de que estaba enferma. Mi mirada pasó al único hombre sentado , empezaba a quedarse calvo . Vestía pulcramente con un traje gris y en su brazo derecho llevaba un brazalete de luto. Leía un periódico de deportes , me miró con los mismos ojos azules de Henrietta.  Yo empezaba a perder los nervios , las piernas comenzaban a temblarme y temía que pudieran presentirlo . El cuarto personaje allí sentado, era otra mujer de cabello claro , pero sin llegar a ser rubio y ojos verdes. Iba maquillada cuidadosamente , pero con un exceso de carmín rojo en los labios , desde mi punto de vista. Vestía un traje  sastre de color marrón que realzaba su esbelta figura. Debía ser Francesca , sin embargo aparentaba tener poca edad para que Alexander y Emma fueran  tan mayores . Era evidente que debía cuidarse mucho , al menos esa era la sensación que daba. Pensé que sería de esas maniáticas que se compraban todas las cremas de belleza a pesar de que luego solo utilizaran las que realmente les recomendaba su estilista.
Jasper dejó el periódico doblado sobre la mesa:
- Buenas tardes - nos dijo tendiéndonos a ambos la mano. Después se volvió hacia mí -Querida, esta es tu casa, deseo que pronto  seamos una verdadera familia.
La dama de más edad  se acercó a mí y me cogió la mano , mirándome fijamente sonrió y me dijo: - Bueno yo soy tu tía Henrietta , la hija mayor de Theodora.
-Asentí con la cabeza dándole a entender que me habían hablado de ella  
-Bien sobrina, es asombroso como te pareces a tu madre, has heredado su belleza , sin duda alguna . Ahora déjame que te presente al resto de la familia , él es Jasper y ella su esposa Francesca
En ese momento la aludida se levantó y mirándome de reojo se marchó sin decir una sola palabra. A la joven Emma la dio un repentino ataque de tos y pidiendo disculpas desapareció discretamente .
-Bueno , Emma y su madre tienen un carácter muy especial , poco a poco te irás acostumbrando a ellas al igual que ellas a ti .
-Eso espero - respondí , no muy segura de lo que Jasper afirmaba. Al rato se despidió ya que tenía una ineludible cita de trabajo dejándome a solas con tía Henrietta. No sabía porque pero a su lado me sentía tranquila , estaba segura que desde ahora y hasta el final estaría de mi parte pasara lo que pasara. Jasper me resultó agradable , pero intuía que su mujer ejercía una gran influencia en sus actos y decisiones. Decididamente me quedaba con Henrietta como aliada definitiva.
-Lamento que tu primo Alexander no haya podido estar aquí . Cuando no es necesaria su presencia en la empresa de su padre pasa grandes temporadas en Italia , debido a su afición por el arte. Es un chico muy sensible e inteligente. Creo que le gustará conocerte. Henrietta sonrió dulcemente. Se marchó  a la cocina a dar las órdenes pertinentes  sobre el almuerzo  , pues era evidente que tras el fallecimiento de su madre era ella quien se ocupaba de administrar y dirigir la casa. Me dejó con la promesa de enseñarme después todas las dependencias de la mansión . Antes de marcharse ordenó a una doncella que me acompañara a mi habitación. Cuando Henrietta desapareció quedó en la estancia un fresco y agradable olor a lavanda.

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