Bueno lo prometido es deuda y aquí estoy una vez más para dejaros otro pedacito de mi primera novela y que podáis ir conociendo un poco más a sus personajes y que es lo que le deparara a Lori Anne , os agradezco la acogida que está teniendo y espero que os guste , un fuerte abrazo para todos los lectores de este blog, gracias por vuestra energía.
Capítulo 2
La mañana amaneció soleada aunque las nubes no habían
desaparecido totalmente. Me vestí con un traje de chaqueta azul pálido y me
dirigí a las señas que figuraban en el sobre .
Me recibió una señorita rubia y agradable qué me preguntó lo
que deseaba -Quisiera hablar con el señor Devon - ¿ Tiene usted cita ?
Preguntó de nuevo buscando en una agenda - No estrictamente - respondí - es sobre esta carta que
recibí ayer .
- Oh ! Sí, el caso de los Lowenfeld , disculpe , haga el
favor de esperarme un momento . Sírvase un café si le apetece....
Diez minutos después salió un hombre de unos cincuenta años
aproximadamente, su pelo peinaba ciertas canas aunque no resultaban excesivas
en combinación con el resto de su cabello moreno .
Tenía un rostro agradable y bondadoso , pronto me tendió su
mano y me hizo pasar a su despacho.
- Señorita Baker , creo - Sí, exactamente. Verá, cuando leí esta carta me sorprendió
enormemente. No entiendo nada . ¿ Que
tengo que ver con los Lowenfeld ? - Mi bella señorita , cálmese. Los señores Lowenfeld me han
designado para que yo la ponga en antecedentes. Me imaginé que estaría poco
menos que preocupada y esta tarde sin ir más lejos yo mismo iba a ir a visitarla. Bien ya que
está aquí póngase cómoda y dispóngase a escucharme. Pero antes ¿ quiere un café
, un refresco , algo para comer , tal vez una copa ?-Pensé que seguramente
un coñac me ayudaría a calmar mis
nervios , sin embargo cierto pudor hizo que no me atreviera a pedirlo- No
gracias , por favor , vaya al grano -De acuerdo - Dijo él
, sentándose en su butaca y encendiendo una pipa - ¿ Le molesta ? - Preguntó - No , en
absoluto - Pues , usted tiene ahora mismo veintitrés años ¿ no es así ?- Sí es
exacto ¿ Y bien ?
El señor Devon comenzó: “La señora Theodora Lowenfeld se
casó con un primo suyo capitán de la guardia británica llamado Eugene Hamilton
Lowenfeld . De esa relación nacieron tres hijos , bueno , más concretamente
dos niñas y un niño , Henrietta , Jasper
y Teresa , la más pequeña. Henrietta era muy hermosa y a pesar de su madurez
aún hoy lo sigue siendo. Tuvo muchos pretendientes , quizá demasiados - El
señor Devon se acarició la barbilla y sonrió con una cierta tristeza , él se
había incluido entre esos pretendientes
- Pero Henrietta tenía otros horizontes abiertos y decidió
seguir un camino más piadoso. Se hizo religiosa. Theodora estaba encantada con
esta decisión , pero ¿ Y Jasper y Teresa ? Jasper se dedicó a viajar y un día
regresó a casa con una esposa , Francesca, que realmente no tenía el aspecto
que la señora Lowenfeld había esperado que tuviera su nuera . Francesca tenía
un genio muy fuerte lo que suponía que continuamente eran dos caracteres
enfrentados. De ese matrimonio nacieron dos hijos , Alexander que
aproximadamente debe tener dos años más que tú y Emma . Alexander siempre ha
sido el niño consentido de su abuela, debido a su carácter afable y alegre tan
distinto al de su madre. Emma sin embargo siempre ha sido una niña enclenque y
enfermiza , muy mimada , eso sí , por sus padres y el resto de la familia ,
excepto por su abuela. Bien por útimo
debo hablarte de la pequeña de los Lowenfeld , Teresa. Fue una chica querida y
admirada desde que nació hasta el final . Estudió en los mejores colegios de
Europa , se codeó con los jóvenes herederos de familias rancias por su abolengo
, conquistó todos los corazones posibles aunque casi de forma inconsciente ,
pues Teresa era amable , servicial , buena y por supuesto hermosa.
Un día Teresa salió de su casa corriendo y chocó con un
joven llamado Arthur , que traía la cesta de los panes. Normalmente iba su
padre a servir esta casa en especial, pero hoy estaba enfermo y no pudo hacerlo
. Teresa le ayudó a recoger los panes, se miraron a los ojos y el amor surgió
casi instantáneamente. Al principio empezaron a salir juntos a escondidas, pero
Teresa pensó que no debían ocultarlo más, así que decidió contárselo a
Theodora.
Pero el resultado no fue el esperado. La madre de Teresa se
puso histérica y rugiendo como un león furioso cortó de raíz esas relaciones
prohibiéndole a su hija continuar saliendo con un pobre y simple panadero.
Teresa enfermó , perdió el apetito, le asaltaban grandes accesos de fiebre.
El médico creyó que su muerte era cercana y mientras, ella en su delirio sólo llamaba
a su joven amor . Theodora asustada
consultó con el padre Thomas , su confesor desde hacía más de veinte años, que
podría hacer para salvar a su hija. El buen padre Thomas le aconsejó que lo que
mejor podían hacer era dejar que el joven panadero se acercara al lecho de
Teresa. Incluso arreglaron la boda en artículo mortis que se llevó a cabo unos días después. Cuando
todo se creía perdido , Teresa se recuperó milagrosamente. Poco a poco fue
volviendo el color a sus mejillas pálidas cual dos azucenas y la sonrisa
regresó a sus labios. Theodora entonces comprendió que no había nada que ella
pudiera hacer en contra de este amor. Lo aceptó e incluso tomó cariño a su
yerno que aunque de condición humilde demostró en varias ocasiones tener un
espíritu tan noble como el mejor de los Lowenfield”.
- Sigo sin comprender que tengo yo que ver en todo esto -
Dije , estaba arrepentida de no haber llamado a la agencia para decir que
llegaría tarde pues preveía que la historia de los Lowenfeld podría alargarse
bastante y mis compañeras tal vez se
preocuparan , ya que siempre que no podíamos ir a trabajar solíamos
comunicárnoslo- Señorita Baker , ahora llega la parte que quizá sea más
interesante para usted . Continuaré diciéndole que Francesca empezaba a sentir
una envidia enfermiza al ver como ese matrimonio se ganaba su lugar en la
familia , mientras ella cada día se enfrentaba en mayores ocasiones con su
alma- mater. Cuando Theodora cumplió cincuenta y cinco años, Jasper le regaló a
su madre una valiosa gargantilla de brillantes. Un día Francesca , aprovechando
que se encontraba sola en casa con los sirvientes cogió la gargantilla y la
escondió entre la ropa de Arthur , el marido de Teresa . Esto propició que
Theodora colérica , le echara de su casa ¿ Cómo era posible que le devolviera
tremendo mal solo habiendo recibido bienes de su parte ? ¿ Qué era lo que
pretendía , tal vez enriquecerse a su
costa ?Eso si que no lo iba a permitir . Teresa buscaba explicaciones , pedía a
su madre un margen de confianza, pero ella , implacable no solo no se hecho atrás
, sino que además le dijo que si no estaba de acuerdo con su decisión ella
misma podía marcharse con el ladrón de su marido , pero eso sí , para no
volver.
Teresa y Arthur se fueron en busca de una nueva vida más
humilde , pero a la vez más agradecida. Así pasaron dos años. Teresa dio a luz
a una hermosa niña que les iluminó sus vidas. Ella deseaba compartir esa dicha
con su madre y se lo dijo a Arthur. Como ambos eran afectuosos no sabían
guardar rencor, se pusieron en camino, con tan mala fortuna que se les cruzó un
camión en la carretera y ambos murieron . Tan sólo logró sobrevivir el bebé .
Theodora, al enterarse de la noticia se sintió morir y de nuevo un acceso de
cólera la hizo ser injusta y consideró culpable del accidente a la pobre
criatura por lo que prefirió no tener contacto con ella y encomendó su cuidado
a un colegio a cambio de pagos mensuales y algún que otro detalle a la escuela
que acogió a la pequeña.
Bien el marido de Teresa se llamaba Arthur Baker y aquella
pequeña que sobrevivió a sus padres no es otra que usted mi querida Lori Anne
Baker Lowenfeld. -¿ Cómo ? - Dije yo sobresaltada. Un frío intenso recorrió
toda mi espalda y me sentí desfallecer. El abogado me trajo un vaso de agua.
Respiré profundamente. De pronto perdí la noción del tiempo. Pensé que todo
aquello lo estaba soñando. Sentía como las lágrimas corrían por mi rostro hasta
que una nube oscura me envolvió por completo . Cuando abrí los ojos me
encontraba en mi cama. En mi piso , que pronto dejaría de serlo. Tenía en mi
mente lejanos recuerdos que creía perdidos para siempre, veía el colegio con
sus monjas , tan distintas , unas dulces y amistosas y otras estiradas y hasta
crueles . Me acordaba de aquel ser misterioso que me traía vestidos bonitos y
muñecas , pero que jamás me hablaba y solo pasaba a mi cuarto a verme si me
creía dormida . Era un hombre , o una mujer , lo veía borroso , como un espejo
que se rompe en mil pedazos. Me dolía la cabeza. Al recuperar la consciencia
quien estaba al lado de mi lecho era Valerie , que me ponía paños fríos en la
frente.
- No se si debo llamarte excelencia - bromeó - Por cierto tu
abogado me llamó cuando te desmayaste en su despacho. Supongo que encontraría
mi teléfono entre tus cosas, bueno , me dijo que esta tarde vendría a terminar
de contarte toda esta historia que a mi me parece realmente increíble , pero en
fin , solo espero que a pesar de que ahora eres toda una Lowenfeld no dejemos
de ser amigas , aunque estoy segura que lo que sí no van a faltar a tu
alrededor serán amigos muy interesantes ...
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