martes, 15 de octubre de 2013

Las azaleas del amor ,Capítulo II


Bueno lo prometido es deuda y aquí estoy una vez más para dejaros otro pedacito de mi primera novela y que podáis ir conociendo un poco más a sus personajes y que es lo que le deparara a Lori Anne , os agradezco la acogida que está teniendo y espero que os guste , un fuerte abrazo para todos los lectores de este blog, gracias por vuestra energía.

Capítulo 2

 La mañana amaneció soleada aunque las nubes no habían desaparecido totalmente. Me vestí con un traje de chaqueta azul pálido y me dirigí a las señas que figuraban en el sobre .
Me recibió una señorita rubia y agradable qué me preguntó lo que deseaba  -Quisiera hablar con el señor Devon  - ¿ Tiene usted cita ?  Preguntó de nuevo buscando en una agenda - No estrictamente - respondí - es sobre esta carta que recibí ayer .
- Oh ! Sí, el caso de los Lowenfeld , disculpe , haga el favor de esperarme un momento . Sírvase un café si le apetece....  
Diez minutos después salió un hombre de unos cincuenta años aproximadamente, su pelo peinaba ciertas canas aunque no resultaban excesivas en combinación con el resto de su cabello moreno .
Tenía un rostro agradable y bondadoso , pronto me tendió su mano y me hizo pasar a su despacho.
- Señorita Baker , creo  - Sí, exactamente. Verá, cuando leí esta carta me sorprendió enormemente. No entiendo nada .  ¿ Que tengo que ver con los Lowenfeld ? - Mi bella señorita , cálmese. Los señores Lowenfeld me han designado para que yo la ponga en antecedentes. Me imaginé que estaría poco menos que preocupada y esta tarde sin ir más lejos  yo mismo iba a ir a visitarla. Bien ya que está aquí póngase cómoda y dispóngase a escucharme. Pero antes ¿ quiere un café , un refresco , algo para comer , tal vez una copa ?-Pensé que seguramente un coñac me ayudaría a  calmar mis nervios , sin embargo cierto pudor hizo que no me atreviera a pedirlo- No gracias , por favor , vaya al grano -De acuerdo  - Dijo él , sentándose en su butaca y encendiendo una pipa - ¿ Le molesta ? - Preguntó - No , en absoluto - Pues , usted tiene ahora mismo veintitrés años ¿ no es así ?-  Sí es exacto ¿ Y bien ?
El señor Devon comenzó: “La señora Theodora Lowenfeld se casó con un primo suyo capitán de la guardia británica llamado Eugene Hamilton Lowenfeld . De esa relación nacieron tres hijos , bueno , más concretamente dos  niñas y un niño , Henrietta , Jasper y Teresa , la más pequeña. Henrietta era muy hermosa y a pesar de su madurez aún hoy lo sigue siendo. Tuvo muchos pretendientes , quizá demasiados - El señor Devon se acarició la barbilla y sonrió con una cierta tristeza , él se había incluido entre esos pretendientes    - Pero Henrietta tenía otros horizontes abiertos y decidió seguir un camino más piadoso. Se hizo religiosa. Theodora estaba encantada con esta decisión , pero ¿ Y Jasper y Teresa ? Jasper se dedicó a viajar y un día regresó a casa con una esposa , Francesca, que realmente no tenía el aspecto que la señora Lowenfeld había esperado que tuviera su nuera . Francesca tenía un genio muy fuerte lo que suponía que continuamente eran dos caracteres enfrentados. De ese matrimonio nacieron dos hijos , Alexander que aproximadamente debe tener dos años más que tú y Emma . Alexander siempre ha sido el niño consentido de su abuela, debido a su carácter afable y alegre tan distinto al de su madre. Emma sin embargo siempre ha sido una niña enclenque y enfermiza , muy mimada , eso sí , por sus padres y el resto de la familia , excepto por su abuela.  Bien por útimo debo hablarte de la pequeña de los Lowenfeld , Teresa. Fue una chica querida y admirada desde que nació hasta el final . Estudió en los mejores colegios de Europa , se codeó con los jóvenes herederos de familias rancias por su abolengo , conquistó todos los corazones posibles aunque casi de forma inconsciente , pues Teresa era amable , servicial , buena y por supuesto hermosa.
Un día Teresa salió de su casa corriendo y chocó con un joven llamado Arthur , que traía la cesta de los panes. Normalmente iba su padre a servir esta casa en especial, pero hoy estaba enfermo y no pudo hacerlo . Teresa le ayudó a recoger los panes, se miraron a los ojos y el amor surgió casi instantáneamente. Al principio empezaron a salir juntos a escondidas, pero Teresa pensó que no debían ocultarlo más, así que decidió contárselo a Theodora.
Pero el resultado no fue el esperado. La madre de Teresa se puso histérica y rugiendo como un león furioso cortó de raíz esas relaciones prohibiéndole a su hija continuar saliendo con un pobre y simple panadero. Teresa enfermó , perdió el apetito, le asaltaban grandes accesos de fiebre.
El médico creyó que su muerte era cercana  y mientras, ella en su delirio sólo llamaba a  su joven amor . Theodora asustada consultó con el padre Thomas , su confesor desde hacía más de veinte años, que podría hacer para salvar a su hija. El buen padre Thomas le aconsejó que lo que mejor podían hacer era dejar que el joven panadero se acercara al lecho de Teresa. Incluso arreglaron la boda en artículo mortis  que se llevó a cabo unos días después. Cuando todo se creía perdido , Teresa se recuperó milagrosamente. Poco a poco fue volviendo el color a sus mejillas pálidas cual dos azucenas y la sonrisa regresó a sus labios. Theodora entonces comprendió que no había nada que ella pudiera hacer en contra de este amor. Lo aceptó e incluso tomó cariño a su yerno que aunque de condición humilde demostró en varias ocasiones tener un espíritu tan noble como el mejor de los Lowenfield”.
- Sigo sin comprender que tengo yo que ver en todo esto - Dije , estaba arrepentida de no haber llamado a la agencia para decir que llegaría tarde pues preveía que la historia de los Lowenfeld podría alargarse bastante y mis compañeras  tal vez se preocuparan , ya que siempre que no podíamos ir a trabajar solíamos comunicárnoslo- Señorita Baker , ahora llega la parte que quizá sea más interesante para usted . Continuaré diciéndole que Francesca empezaba a sentir una envidia enfermiza al ver como ese matrimonio se ganaba su lugar en la familia , mientras ella cada día se enfrentaba en mayores ocasiones con su alma- mater. Cuando Theodora cumplió cincuenta y cinco años, Jasper le regaló a su madre una valiosa gargantilla de brillantes. Un día Francesca , aprovechando que se encontraba sola en casa con los sirvientes cogió la gargantilla y la escondió entre la ropa de Arthur , el marido de Teresa . Esto propició que Theodora colérica , le echara de su casa ¿ Cómo era posible que le devolviera tremendo mal solo habiendo recibido bienes de su parte ? ¿ Qué era lo que pretendía , tal vez enriquecerse a  su costa ?Eso si que no lo iba a permitir . Teresa buscaba explicaciones , pedía a su madre un margen de confianza, pero ella , implacable no solo no se hecho atrás , sino que además le dijo que si no estaba de acuerdo con su decisión ella misma podía marcharse con el ladrón de su marido , pero eso sí , para no volver.
Teresa y Arthur se fueron en busca de una nueva vida más humilde , pero a la vez más agradecida. Así pasaron dos años. Teresa dio a luz a una hermosa niña que les iluminó sus vidas. Ella deseaba compartir esa dicha con su madre y se lo dijo a Arthur. Como ambos eran afectuosos no sabían guardar rencor, se pusieron en camino, con tan mala fortuna que se les cruzó un camión en la carretera y ambos murieron . Tan sólo logró sobrevivir el bebé . Theodora, al enterarse de la noticia se sintió morir y de nuevo un acceso de cólera la hizo ser injusta y consideró culpable del accidente a la pobre criatura por lo que prefirió no tener contacto con ella y encomendó su cuidado a un colegio a cambio de pagos mensuales y algún que otro detalle a la escuela que acogió  a la pequeña.
Bien el marido de Teresa se llamaba Arthur Baker y aquella pequeña que sobrevivió a sus padres no es otra que usted mi querida Lori Anne Baker Lowenfeld.   -¿ Cómo ? - Dije yo sobresaltada. Un frío intenso recorrió toda mi espalda y me sentí desfallecer. El abogado me trajo un vaso de agua. Respiré profundamente. De pronto perdí la noción del tiempo. Pensé que todo aquello lo estaba soñando. Sentía como las lágrimas corrían por mi rostro hasta que una nube oscura me envolvió por completo . Cuando abrí los ojos me encontraba en mi cama. En mi piso , que pronto dejaría de serlo. Tenía en mi mente lejanos recuerdos que creía perdidos para siempre, veía el colegio con sus monjas , tan distintas , unas dulces y amistosas y otras estiradas y hasta crueles . Me acordaba de aquel ser misterioso que me traía vestidos bonitos y muñecas , pero que jamás me hablaba y solo pasaba a mi cuarto a verme si me creía dormida . Era un hombre , o una mujer , lo veía borroso , como un espejo que se rompe en mil pedazos. Me dolía la cabeza. Al recuperar la consciencia quien estaba al lado de mi lecho era Valerie , que me ponía paños fríos en la frente.
- No se si debo llamarte excelencia - bromeó - Por cierto tu abogado me llamó cuando te desmayaste en su despacho. Supongo que encontraría mi teléfono entre tus cosas, bueno , me dijo que esta tarde vendría a terminar de contarte toda esta historia que a mi me parece realmente increíble , pero en fin , solo espero que a pesar de que ahora eres toda una Lowenfeld no dejemos de ser amigas , aunque estoy segura que lo que sí no van a faltar a tu alrededor serán amigos muy interesantes ...
 
 
 
 

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