sábado, 10 de mayo de 2014

Las azaleas del amor XIX


Y cómo hace mucho tiempo que no comparto con vosotros parte de mi alma creo que os merecéis  otro cachito así que hay va , otro pequeño sorbito de Lori Anne y de su corazón loco de amor ,esperemos que salga triufante. Un abrazo grande .

Capítulo 19

Regresamos a la mansión . Hacía una noche preciosa y me quedé en el jardín repasando los acontecimientos que me habían sucedido durante este día. Ví que en la habitación de servicio había una luz encendida .Por la ventana pude comprobar que se trataba de Albert que estaba terminando de recoger sus cosas. Estaba decidido a marcharse y ya nada le podría hacer volver atrás. Subí a mi habitación cansada , derrotada , con mis mejores sueños rotos en mil pedazos . Sólo quería llorar y dejar que con el llanto se fueran todos los sufrimientos y los dolores que atenazaban mi alma. Desde mañana empezaría a plantearme mi vida  de una manera distinta, desterrando todo romanticismo inútil que llevaba simple e irremediablemente a un final doloroso , fatal e insuperable. Podía sentir como me sumía en un  oscuro abismo que me tragaba, necesitaba acostarme, cuando de pronto me di cuenta que sobre mi cama había pétalos de azaleas blancas con una nota que decía ” Te espero en el cobertizo” No podía creérmelo. Tal vez después de todo , aún tenía esperanzas de salvar mi amor por Albert . Él deseaba hablar conmigo , a solas , en el cobertizo. No debía hacerle esperar o podría impacientarse y pensar que no le haría caso . Me miré al espejo , con ese vestido estaba perfecta. Él no se marcharía , le convencería para que se quedase.

Bajé sin perder más tiempo y me dirigí a nuestro lugar de encuentro. La luz de la ventana ya estaba apagada. Seguramente Albert ya me esperaba dentro porque la puerta estaba abierta. Estaba  muy oscuro pero la idea de encontrarlo en el interior me infundió valor y sin más entré en el cobertizo .

-          Albert , estoy aquí - susurré mientras palpaba a mi alrededor. Pero ¿ Qué sucedía ?

 Escuché chirriar el pestillo de la puerta y Albert no estaba allí . De pronto pude oír un fuerte portazo . Empezaba a preocuparme por momentos. Había perdido la noción del tiempo, el calor era sofocante allí dentro . Tal vez era una tonta venganza por parte de Albert , pero como broma ya era suficiente.

Repentinamente el cobertizo fue invadido por un fuego depredador que arrasaba todo lo que hallaba en su camino. El miedo se adueñó de mi cuerpo. Iba  a morir abrasada . Sentía  como el humo me asfixiaba colándose en mis pulmones. Pedí socorro desesperadamente , pero todo era en vano. Nadie podía escucharme ya que todos estaban acostados. Mi única salvación  era que alguien viera las llamas desde las ventanas de la mansión . Pensé en ese hermoso vestido que llevaba puesto. Empecé a hacerlo jirones evitando prenderme. Antes de perder el conocimiento tuve la sensación de que me abrazaban unos fuertes brazos.

Por suerte para mí aquella sensación no era parte de mis últimos delirios antes de morir  incinerada. Alguien me había rescatado de entre las mordaces llamas.

Al abrir los ojos me encontraba sobre las escalinatas de mármol que se hallaban frente a la mansión. Aún notaba una sensación de ahogo pero mucho más leve que la experimentada en aquella trampa ardiente. Me escocían los ojos en parte por el humo y en parte por la tremenda emoción que sentí al ver inclinado sobre mí a mi salvador. El héroe que tenía ganado mi corazón. Mi querido Albert. Las lágrimas resbalaban por mi rostro y Albert me las enjugaba con sus besos

-          Mi amor - me decía - No puedo imaginar que hubiera hecho con mi vida si te llega a ocurrir algo. Eres la luz de mi vida y si te extingues desapareceré yo contigo. No me dejes jamás, no podría soportarlo. Olvida todo lo que hablamos esta mañana. Si lo deseas me quedaré aquí , siempre a tu lado. Así debe ser  porque nos amamos. - Me besaba y me acariciaba  como si  tuviera miedo de estar soñando. Como si yo fuera una visión presta a desaparecer. También mi familia estaba a mi alrededor. Albert los había avisado. Esperaban una ambulancia que me trasladase al hospital. Tan solo Emma no se encontraba allí. ¿ Sería posible que estuviera durmiendo tan plácidamente ajena a aquello que sucedía ? .

Albert no me soltaba la mano a pesar de que todos le miraban expectantes. Él me amaba y los demás no le importaban. Si le veían llorar como un niño era por el amor que me tenía y nadie podría reprochárselo. La ambulancia llego pronto. Henrietta y Albert vinieron conmigo al hospital y en ningún momento se separaron de mí. El doctor Walters nos esperaba en el centro hospitalario y tras comprobar que solo tenía ciertas quemaduras y en absoluto nada serio, respiro tranquilo así como mis estimados acompañantes.

Permanecí ingresada durante una larga y deprimente semana en la que no me faltaron  gran cantidad de visitas desde mi abogado , el señor Devon con el que bromeé sobre si venía a comprobar si estaba tan mal como para hacer testamento ,hasta la dulce Meg que vino en compañía de su madre.

Poco tiempo después que me asignaran una habitación, está se lleno de todo tipo de presentes , desde dulces y ositos de peluche hasta enormes ramos de flores , especialmente grandes cantidades de azaleas blancas.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario