Y cómo hace mucho tiempo que no comparto con vosotros parte de mi alma
creo que os merecéis otro cachito así
que hay va , otro pequeño sorbito de Lori Anne y de su corazón loco de amor
,esperemos que salga triufante. Un abrazo grande .
Capítulo 19
Regresamos a la mansión . Hacía una noche preciosa y me quedé en el
jardín repasando los acontecimientos que me habían sucedido durante este día.
Ví que en la habitación de servicio había una luz encendida .Por la ventana
pude comprobar que se trataba de Albert que estaba terminando de recoger sus
cosas. Estaba decidido a marcharse y ya nada le podría hacer volver atrás. Subí
a mi habitación cansada , derrotada , con mis mejores sueños rotos en mil
pedazos . Sólo quería llorar y dejar que con el llanto se fueran todos los
sufrimientos y los dolores que atenazaban mi alma. Desde mañana empezaría a
plantearme mi vida de una manera
distinta, desterrando todo romanticismo inútil que llevaba simple e
irremediablemente a un final doloroso , fatal e insuperable. Podía sentir como
me sumía en un oscuro abismo que me
tragaba, necesitaba acostarme, cuando de pronto me di cuenta que sobre mi cama
había pétalos de azaleas blancas con una nota que decía ” Te espero en el
cobertizo” No podía creérmelo. Tal vez después de todo , aún tenía esperanzas
de salvar mi amor por Albert . Él deseaba hablar conmigo , a solas , en el
cobertizo. No debía hacerle esperar o podría impacientarse y pensar que no le
haría caso . Me miré al espejo , con ese vestido estaba perfecta. Él no se
marcharía , le convencería para que se quedase.
Bajé sin perder más tiempo y me dirigí a nuestro lugar de encuentro. La
luz de la ventana ya estaba apagada. Seguramente Albert ya me esperaba dentro
porque la puerta estaba abierta. Estaba
muy oscuro pero la idea de encontrarlo en el interior me infundió valor
y sin más entré en el cobertizo .
-
Albert , estoy aquí - susurré
mientras palpaba a mi alrededor. Pero ¿ Qué sucedía ?
Escuché chirriar el pestillo de la
puerta y Albert no estaba allí . De pronto pude oír un fuerte portazo .
Empezaba a preocuparme por momentos. Había perdido la noción del tiempo, el
calor era sofocante allí dentro . Tal vez era una tonta venganza por parte de
Albert , pero como broma ya era suficiente.
Repentinamente el cobertizo fue invadido por un fuego depredador que arrasaba
todo lo que hallaba en su camino. El miedo se adueñó de mi cuerpo. Iba a morir abrasada . Sentía como el humo me asfixiaba colándose en mis
pulmones. Pedí socorro desesperadamente , pero todo era en vano. Nadie podía
escucharme ya que todos estaban acostados. Mi única salvación era que alguien viera las llamas desde las
ventanas de la mansión . Pensé en ese hermoso vestido que llevaba puesto.
Empecé a hacerlo jirones evitando prenderme. Antes de perder el conocimiento
tuve la sensación de que me abrazaban unos fuertes brazos.
Por suerte para mí aquella sensación no era parte de mis últimos delirios
antes de morir incinerada. Alguien me
había rescatado de entre las mordaces llamas.
Al abrir los ojos me encontraba sobre las escalinatas de mármol que se
hallaban frente a la mansión. Aún notaba una sensación de ahogo pero mucho más
leve que la experimentada en aquella trampa ardiente. Me escocían los ojos en
parte por el humo y en parte por la tremenda emoción que sentí al ver inclinado
sobre mí a mi salvador. El héroe que tenía ganado mi corazón. Mi querido
Albert. Las lágrimas resbalaban por mi rostro y Albert me las enjugaba con sus
besos
-
Mi amor - me decía - No puedo
imaginar que hubiera hecho con mi vida si te llega a ocurrir algo. Eres la luz
de mi vida y si te extingues desapareceré yo contigo. No me dejes jamás, no
podría soportarlo. Olvida todo lo que hablamos esta mañana. Si lo deseas me
quedaré aquí , siempre a tu lado. Así debe ser
porque nos amamos. - Me besaba y me acariciaba como si
tuviera miedo de estar soñando. Como si yo fuera una visión presta a
desaparecer. También mi familia estaba a mi alrededor. Albert los había
avisado. Esperaban una ambulancia que me trasladase al hospital. Tan solo Emma
no se encontraba allí. ¿ Sería posible que estuviera durmiendo tan plácidamente
ajena a aquello que sucedía ? .
Albert no me soltaba la mano a pesar de que todos le miraban expectantes.
Él me amaba y los demás no le importaban. Si le veían llorar como un niño era
por el amor que me tenía y nadie podría reprochárselo. La ambulancia llego
pronto. Henrietta y Albert vinieron conmigo al hospital y en ningún momento se
separaron de mí. El doctor Walters nos esperaba en el centro hospitalario y
tras comprobar que solo tenía ciertas quemaduras y en absoluto nada serio,
respiro tranquilo así como mis estimados acompañantes.
Permanecí ingresada durante una larga y deprimente semana en la que no me
faltaron gran cantidad de visitas desde
mi abogado , el señor Devon con el que bromeé sobre si venía a comprobar si
estaba tan mal como para hacer testamento ,hasta la dulce Meg que vino en
compañía de su madre.
Poco tiempo después que me asignaran una habitación, está se lleno de
todo tipo de presentes , desde dulces y ositos de peluche hasta enormes ramos
de flores , especialmente grandes cantidades de azaleas blancas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario