sábado, 9 de noviembre de 2013

Las azaleas del amor v


 
Hoy día de la Almudena se siguen abriendo nuevos caminos, aprovechando que es fin de semana y que el sol nos ha hecho un guiño simpático haciéndonos dudar que nos encontramos ya a 9 de noviembre, os dejo otro pedacito de las azaleas deseando que sigáis disfrutando con ellas y esperando vuestros comentarios que se están haciendo de rogar. Un beso a todos y feliz fin de semana.
 
capítulo 5
Entré sin hacer ruido, pero no me sirvió de nada.Henrietta y Francesca me esperaban a las puertas de la biblioteca .
-¡Vaya ! Creíamos que la señorita Lowenfeld no nos honraría finalmente con su presencia. Espero que la próxima vez la niñita se digne avisar que tenía pensado salir. Así nos ahorraremos la preocupación -Francesca agitó su larga melena con desprecio y dándose la vuelta entró en la biblioteca- Lo siento , Henrietta - El rubor subió a mi cara - No te preocupes , cielo, estoy segura de que lo hiciste sin mala intención. En cualquier caso Francesca estaba preocupada no por ti , sino porque tuviéramos que retrasar la lectura de tan ansiado documento . Ven conmigo .
Entramos juntas a la biblioteca. El señor Devon me saludó cariñosamente. No pude evitar pensar que Alfred y Henrietta habrían hecho una hermosa pareja , aún hoy con su pelo plateado podría resultar el galán adecuado para mi tía. También Jasper me saludó afablemente y tomó asiento junto a Emma , que me dijo hola fríamente. Yo ocupé una silla junto a  la puerta , al lado de la estatua de una hermosa sirenita de alabastro . Miré la cantidad de libros que descansaban en sus estanterías , algunos parecían verdaderas joyas con sus tapas doradas. Son parte del tesoro Lowenfeld , me dije a mí misma y me dispuse a atender, pero mi mirada se posó en un joven desconocido , de figura arrogante , alto , rubio y de ojos azules claros. Sus labios perfectamente delineados invitaban a ser besados . Iba vestido de un modo informal , pero a la vez era elegante , seductor . Se disponía a encender un cigarrillo, al darse cuenta de mi presencia me miró durante unos segundos, después volvió a dedicarle toda su atención a su cigarrillo. 
Alfred Devon empezó a leer : “ Yo , Theodora Lowenfeld , en pleno uso de mis facultades físicas y mentales y en este preciso instante de mi vida , tras haber reflexionado hondamente y ante la presencia  de mi abogado que dará veracidad a todo lo aquí expuesto y luchará ( eso espero por su bien ) porque se cumpla mi última voluntad, he hecho inventario de mis pertenencias y así he dejado dispuesto su reparto  .
Un gran silencio envolvió toda la biblioteca . Daba la impresión que se podían oír incluso los acelerados latidos de algún corazón que tenía la esperanza de heredar riquezas suficientes para solucionar el resto de su vida . Francesca escuchaba con los ojos muy abiertos , como si temiera perder de vista al abogado y en ese momento pudieran hacerle una trampa .
A mi hijo Jasper , pese a haberse casado con una mujer que más parece loba que hembra y deseando que por su propio bien se divorcie de ella antes que ésta le mate a disgustos (No obstante siempre ha sido un tonto y todo el mundo se ha reído de él cuanto ha podido . Oh¡ Jasper, aún no es tarde ...) - ¡Pero , como es posible que esa bruja... !  - Un poco de respeto , pues voy a continuar - repuso el señor Devon - le dejo un paquete de acciones valorado en ciento cincuenta mil dólares . A Henrietta otro tanto igual en metálico para que lo emplee como ella misma decida. A mi hermoso Alexander lego un paquete de acciones por valor de doscientos mil dólares, además del coche que tanto te gustaba, sí , sí Alex ,el Buggati  Royale del abuelo.
Ahora , deseo que mi pequeña Teresa me haya perdonado, allá dónde quiera Dios que esté. Quizá ya sea demasiado tarde .  Hija mía, no sabes cuanto me he arrepentido del daño que te he hecho , al igual que a tu fruto .
Pero de que vale arrepentirse cuando el mal ya esta hecho , es por este motivo por el que a mi nieta  - Francesca esperaba nerviosa, de pronto se le iluminó el rostro que no tardó en quedarse a oscuras de nuevo - a la que jamás he conocido, pero a la que quiero con toda mi alma y solo el Señor Supremo lo sabe , a Lori Anne Baker Lowenfeld, la dejo quinientos mil dólares restantes de toda mi fortuna , además de todas mis posesiones inmobiliarias como son : La mansión Lowenfeld, sus caballerizas y la pequeña casa de la playa.  En cuanto a mis preciosas joyas, Henrietta podrá repartirlas como ella considere, excepto el anillo que ya era de mi abuela y pasará  automáticamente a las manos de Lori Anne.
Espero que lo que aquí queda dispuesto se cumpla con toda severidad, y si alguien impide su cumplimiento que toda la justicia divina y humana lo persiga hasta la muerte. Lo firmo ante Dios 
Después Alfred Devon leyó una fecha en la que fue firmado dicho documento y al que yo no presté la más mínima atención. Era dueña de una fortuna,  mi corazón galopaba aceleradamente , me encontraba en un estado febril, mi cabeza daba vueltas, no obstante pude escuchar que Francesca chillaba histérica .
-  No es posible ,todo ha sido una grandísma broma - repetía .
Jasper la acompañó a su habitación con la intención de que se tranquilizara. Emma muy pálida me felicitó tendiéndome la mano y subió a su cuarto llorando. Henrietta acercándose a mí me dijo: -  Bien , querida , te dije que sería una sorpresa para todos - Especialmente para mí - respondí -Pobre mamá - lamentó mi tía mientras acercaba un pañuelo a sus ojos para limpiar pequeñas lágrimas que no había podido evitar que se la saltaran al recordar a su madre - Fue tan estricta durante toda su vida y finalmente fue a morir con una pena tan grande clavada en su corazón - Sollozó -Estoy segura que Teresa, mi madre , la ha perdonado - ¿ Y tú ?- Me preguntó Henrietta - Creo que no podría odiarla aunque quisiera. - Me agrada oírte decir eso. Me hace estar mucho más orgullosa de que seas una Lowenfeld.
Alfred Devon antes de marcharse me llamó a la biblioteca a solas:- Querida , eres la nueva dueña del patrimonio Lowenfeld, solo espero que sepas administrarlo con cordura y sabiduría -  Así lo haré - dije tendiéndole mi mano. Se despidió de mi con un reflejo de ternura en su mirada.
Alexander se acercó a nosotras . Mi tía Henrietta le puso al corriente sobre mi

llegada y los acontecimientos que la precedieron . Él se despidió debido a que

había dejado ciertos asuntos pendientes de una gran importancia en Italia, pero

que volvería en cuanto estos se lo permitieran . No pude evitar pensar que tal

vez ese asunto fuera una “Ragazza “  que lo estuviera esperando  .

No hay comentarios:

Publicar un comentario